HIDALY (186)
Al desnudar el alma,
la mariposa al fin abre sus alas
y de su cárcel un vuelo,
de una flor su esperanza.
Es aquí donde el terciopelo de la vida,
luces de colores, viejas heridas,
sellamos con un beso en sus tristezas
y abrimos sendas en cualquier camino.
Un espino tal vez sobre la marcha,
una roca nos quiebra y levanta,
un abrazo, si el tiempo acusa;
un vino espumoso en nuestras manos.
Si tal vez a ratos olvidamos
que brindar es tan cierto como amar,
es por ti Hidaly, que hoy he de brindar,
para que en tu huerto
habiten las sonrisas.
habiten las sonrisas.
Y del campo,
el verde esmeralda,
el verde esmeralda,
del cielo tornasolados matices,
del ayer, el esfumado humo de un cigarro,
de hoy, el aliento de un Dios vivo.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 1/13
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