EL DIABLO ES
PUERCO (62)
Una
bella obra de arte trajo recuerdos, que quiero dejar por aquí, para mi, para ti,
para el tiempo, para los padres que confían en los demás, porque sí, porque se me antoja escribirlo, deseo hacerlo y punto.
Descubrir
nuestro cuerpo en épocas anteriores, y puedo decir que cuando estaba niña,
era el peor de los pecados, siempre quería verme al espejo a partir de que mis
pequeños senos empezaron a crecer y tenía extrañas sensaciones, imaginaba
historias y hablaba sola con todos los príncipes que llegaban en caballos de
diferentes colores por ésta princesa. Si
en aquélla época las hubiese escrito, tal vez estaría sobre un asador en las
pailas del infierno.
Me
colocaba los brasieres de mi madre, de esos Leonisa tan bien armados que ahora los
están ofreciendo de nuevo, como paracaídas especiales después de las cirugías mamarias, ¡es que la gente de antes sí que era sabia!, y no lo creerán ahora, los rellenaba con trapitos y así salía a la
calle.
Vivíamos en Bucaramanga, me fui de coqueta a visitar a unos primos, a la
familia de mi tía Aminta y uno de ellos metió
la mano y sacó mis trapitos ¡jajaja!, salí corriendo a llorar y esconderme de
la pena, creí que me dirían que estaba grande, que ya era una mujer hecha y
derecha, pero sólo fui parte de sus carcajadas.
Alguna
vez me unté merthiolate, una tinta roja para sanar heridas, en mis florecidas, creyendo que esto haría que
mis pechos parecieran los de una mujer completa, pero para mi desgracia, me
estaba viendo al espejo y mis hermanas mayores me descubrieron, se mofaron, me agarraron a la fuerza cuando quería taparme con mis brazos, y el regaño me hizo
sentir como la más sucia de las mujeres, tal vez una pervertida.
Ésta
imagen con una mano sugerente que dice mucho y sin más señales, decir sí,
nuestro cuerpo hermoso no tiene falla alguna, Dios hizo todo perfecto pues creo
en Él, cada sensación es maravillosa, y nos regaló unas manos que alivian de
vez en cuando los calores de la vida, claro que sin abusar, sin llegar a decir
que ninguna mujer se masturba, porque ésta sería la falsedad más grande, nada
de hipocresías, ni mentiras, es parte de la naturaleza humana, hasta
los animales lo hacen cuando están solitarios, entonces nos enseñaron que
pecado era todo, una sensación, que te mires al espejo y descubras cómo es tu
cuerpo, pero poco te dijeron de los peligros de la noche, muy tarde tal vez,
cuando algunas mujeres en medio de tal lobreguez, fuimos abusadas por
personas en quienes nuestros padres confiaron, es triste recordar esos momentos tan oscuros, y a los 15 años le conté a mi padre,
cuando él empezó a decir las cosas con claridad, pues parecía que era la hora
de que nos enteráramos, no sabía como decir ciertas vainas, no tenía el
conocimiento, sólo recordaba que le tenía mucho pavor a la noche y a la soledad, y a cierta
persona que siempre estuvo con nosotros, a estar en un
cuarto sola, a dormir, veía monstruos, gatos negros, manos negras, sombras oscuras, todo era tenebroso y sentía mucho miedo, que sólo después de escribir tantas tonterías por ahí,
me ha ido pasando.
Ronquidos
que apestaban a cerdo cerca de mi pequeño cuello, y me levantaba con la sensación
de ardor y deseos de orinar, o casi siempre me orinaba en la cama, pero no sabía
cómo contar cosas que estaban ahí en mi mente y en mi cuerpo, hasta que ese día
le dije a mi viejo sobre esos manoseos, y los paseos donde el tipo delante de
mi padre en su volqueta, me obligaba a estar sentada sobre sus piernas, y cuando
quería decir no, me apretujaba con rabia y me sacudía con fuerza, pero mi viejo
con su alma limpia sin esa malicia, siempre veía al frente y me decía que no
molestara, “estése quieta mijita” –recuerdo sus palabras- y su ira y dolor se
manifestaron, nunca imaginó que sus
princesas estuvieran expuestas de esa manera, pero sí, lo digo, lo repito, no
es bueno que los padres confíen tanto, las niñeras muchas veces también abusan de
los niños, y entonces nuestra tarea como
madres es estar con ellos, pero la maldad no tiene rostro, y siempre un niño por ahí, está expuesto al
depredador. Siempre hay que desconfiar
de los hombres, nada de amigos en
nuestras casas cerca de nuestros bebés, siempre malicia indígena, y muchas
veces en quien más confiamos, el amigo de amigos, es quien nos clava la
puñalada fatal, y no podemos descartar a las mujeres pues también las hay
pervertidas y malvadas.
Pero
ahora, todo era tan sencillo, ni siquiera hacer el amor pasaba por mi mente, a
lo que llaman “hacer el amor ahora”, que es sólo tener relaciones sexuales,
pues bien, ni siquiera eso sabía, llegué alguna vez a gritar porque un perro se
quedó pegado con la perrita y formé tremendo escándalo, no comprendía el porqué la gente me mandaba a callar y mi tía Severa que era quien me acompañaba
pasaba colores y me tomó del brazo: ¡“Cállese muchachita…!, vayámonos para la casa”!,
y yo seguía gritando: ¡Pero tía, por favor ayudemos, mire que se van a morir, están
pegados!, y cuando repetía, allá cerca de la escuelita de Las Flores en Zapatoca, la gente
empezaba a reír a carcajadas y me fui muy angustiada sin recibir respuesta
alguna. Era tal la ingenuidad, que ahora nos sorprenden los chicos, saben todo y hasta más, y me parece genial, lo malo es el abuso que dan a sus conocimientos
y de que a pesar de tantos saberes, los están aplicando de una manera
perjudicial para sus vidas, cuando veo niñas de 11, 12 años embarazadas, y
en aquélla época, recuerdo que mi madre decía que la abuela se casó siendo una niña, esto no tenía ningún
problema, así eran las costumbres, y las pobres niñas tal vez serían informadas
por sus madres un día antes de la luna de mierda, lo que les esperaba
realmente.
Ahora
que tienen tanta libertad, que conocen tanto de la vida, pues todo está bien
explicado sobre su cuerpo, cada sensación, cada consecuencia, entonces más la embarran, tienen la
oportunidad de cuidarse de un embarazo, pero prefieren asesinar a sus hijos una
vez están en sus vientres.
Invito a las chicas a que asuman la maternidad como
un regalo Divino, hay muchas parejas que no pueden tener hijos y los desean,
pero nunca la opción de matar a nuestros bebés sin darles la oportunidad de ver
la luz de un nuevo día.
Si
alguien me hubiese hablado de que la sexualidad es lo más natural, cuántas
veces mi amor, te hubiera entregado lo que soy sin remilgos, pero las caricias están
ahí, sin negación, sin ser pecado ni perversidad y siempre las recordaré, así como a tus lindos ojos negros y aquélla única vez, si ahí… donde fue tan extraño
todo, que sólo corrí a limpiarme asustada, para ver sólo una pequeña mancha
escarlata que delató que los abusos fueron manoseos oscuros en mi niñez.
Creo
que hoy descargué una gran roca de mi corazón, no me importa lo que digan, lo
que piensen, únicamente me importan los niños y niñas que están por ahí, ya soy
una persona adulta tirando a la ancianidad, y bueno, agradezco a la vida por cada oportunidad puesta en
mis manos de manifestarme con una letra, una palabra, para que a muchas
personas no les suceda lo mismo, a pesar de que mis padres fueron lo más maravilloso que he podido conocer, tantos
hijos, 17 cagones jodiendo y brincando por ahí, y entonces sólo les digo: “No confíen en esos familiares
o amigos, o personas extrañas que aposentan en sus casas… y menos en madrastras para sus niños, ¡qué
fatales historias veo a diario!, ninguna mujer reemplazará a la madre, ni aquí
ni en Cafarnaúm, y todo niño está
expuesto … “El diablo es puerco”.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
mayo 19/13
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