sábado, 6 de abril de 2013

¡TENGO HAMBRE! [129]


¡TENGO HAMBRE! [129]

Este grito amañado se escucha en cada rincón
hambre de amor, de respeto, de consuelo, de piedad…
Un hambre que se convirtió en arenal,
en éste olvidado suelo.

El caminante se despoja de sus harapos
deja su rancho a cualquiera, quien llena de palmeras
donde sus ojos hambrientos creen cosechar mañanas,
y divisar cantares sobre playas ajenas.

¡Corre!, toma la cacerola vieja y la gallina clueca,
que no te roben el perro, la gata, ni la oveja,
que al menos te quede un poco de lana
para abrigar tus inviernos.

Tengo hambre de justicia,
pero se quedó en el olvido,
donde pareciera que sin Dios vivimos
olvidados de nuestro motivo
sobreviviendo sobre un nido de serpientes.

¡Arrincónate!...
Bajan del cielo guirnaldas de colores,
desnudos correremos sin nada
dejando nuestros tesoros a otros
quienes los lanzarán al fuego.

Con sus odios y cadenas de ambición
formarán grandes orquestas
y sus fiestas serán sangre y horror.

A pesar de todo,
florecerán lirios blancos,
estarán sobre todos los olvidados,
aquéllos que se quedaron dormidos
o los que quisieron abrir nuevas sendas
y con sus pesadillas
tallaron otros caminos.

Toma el jarrón con tus lágrimas y cultiva una orquídea,
florecerá cualquier tarde, la verás con tus ojos,
y una sonrisa llegará,
cuando el colibrí de verdes alas
retorne sobre sus flores y divise de las estrellas
ese sueño, donde el hambre se calmó
con una nueva guerra.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 5/13

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