Liz Nayibe Álvarez R.
CARMEN
[13]
Sobre una rama de dorados frutos
se quedó mi vida prendida de tus ojos.
Sobre una rama de dorados frutos
se quedó mi vida prendida de tus ojos.
¡Oh amor!, amor desnudo y limpio
mi niño amado,
está
mi corazón
herido
y moribundo.
Ayer, versos sobre mis labios
declamaba a Dios agradecida,
más una cometa de colores encendidos
robó de mi huerto lo más querido.
Ya no hay prisas… no hay afanes…
Quiebro mi cintura al son del viento,
doblo mis rodillas desde el amanecer
para amar lo que ha quedado
Ayer, versos sobre mis labios
declamaba a Dios agradecida,
más una cometa de colores encendidos
robó de mi huerto lo más querido.
Ya no hay prisas… no hay afanes…
Quiebro mi cintura al son del viento,
doblo mis rodillas desde el amanecer
para amar lo que ha quedado
y
permanecer.
Tus ojos de niño sobre mis pechos,
el cantar de tu luz en mi ventana.
Pajarito de amores pasajeros:
eres un diamante dentro de mi alma
y ahí te has quedado.
Resucito cada día al verte sobre las ramas,
un trino a ti se me parece,
eres oración de madre compungida.
Tus ojos de niño sobre mis pechos,
el cantar de tu luz en mi ventana.
Pajarito de amores pasajeros:
eres un diamante dentro de mi alma
y ahí te has quedado.
Resucito cada día al verte sobre las ramas,
un trino a ti se me parece,
eres oración de madre compungida.
Mi amor… mi amor eterno…
mi adorado amor por siempre.
Raquel Rueda Bohórquez
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