CANTAR
SOBRE LAS DUNAS/ A Mari Berta González [131]
Bello
caminar sobre el oro y no desearlo.
Ver
hacia los diamantes y no tomarlos.
Escoger
las dunas para amarnos
y
perdernos en el ardiente sol
sin
soñar, sin reír,
solo cantar...
Qué
bello descubrir que no tengo oasis...
Eres
tú ese manantial en mi corazón
al
que mis pies dirigen
siendo
sueño y tesoro a la vez.
Cantar
de cantares amado mío...
Tibio
arenal donde quedan mis penas.
Se
vuelven perlas de sal cada amanecer
y
estrella luminosa si el ocaso marcha
en
busca de su novia luna.
Queda
mi huella al pasar,
una
cicatriz de lágrimas, mi amor,
que
borras con tu calor del día
para
hacer brillar cada momento
y
dejar un beso de brisa
que
tiene sabor a mar.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
abril 6/13
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