VOLANDO
[76]
Sobre
la peña más alta
donde
tú norte me persigue,
abro
mis alas un poco tímida,
un
batir de brisa me alienta
y
ésta angustia no termina.
Tiemblo
ante el sol…
Su
imagen de ayer la olvido.
Con
un suspiro sobre mi traje
me
aviento sin pereza por lo mío.
Alguien
lo enseñó, cierra los ojos,
avanza
sin miedo que te cubro,
estoy
a tu costado, arriba, abajo,
con
un beso te aliento a continuar
para
que planees sin esfuerzo alguno.
Me
abandono, es mi hora,
lo
que busqué de otros fue una mentira,
y
lo que me das es lo verdadero.
Sacudo
levemente la cabeza,
busco
vida entre los morichales.
Cual
flecha disparada te persigo,
y
con mis dagas te aprisiono.
Un
poco me duele a mí también
pero
es mi destino obligado, la muerte,
sombra
tibia que se encoge;
el
calor de mis pichones aguarda
sobre
un lecho de rosas.
Cierro
los ojos y te busco…
Sobre
la cima más alta esperas,
mis
abanicos livianos ya no temen,
el
corazón deja de latir
y
el miedo es asunto del ayer.
Un
chillido me habla de amor,
y
ella, mi madre de traje blanco
hermosa
gaviota nacarada,
sobre
la roca más enorme que la montaña
se
agita con alegría y espera…
No
hay temores, a Él me abandono…
Conoce
cada uno de mis suspiros,
me
alienta a continuar, despacio, sin prisas.
El
tiempo, sobre una cuerda floja
parece
decir que un mañana cercano
mis
alas se parecerán a las suyas.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
febrero 4/13
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