jueves, 14 de febrero de 2013

SOL [49]

 SOL [49]


A ti, que en fríos inviernos llenas de calor mi vida;
ardiente esposo en las madrugadas,
novio que ha dejado desvestido mi corazón
para marchar con el ocaso, sin decir nada.



Luz de mis mañanas;
tristezas en marchas fúnebres,

el recuerdo de un llanto me encontró dormida,
y en el amanecer, una despedida temblando

en una rama quebradiza,

al marchar, sin regalar el brillo de sus ojos
tan queridos. 


Ahí estás, sumergido en el mar de mis ensueños
cual dorada sábana extendida,
cobijando todas las fantasías de la vida
que mueren al caer la tarde.



El reseco pastizal en llamas arde,
llevándose consigo la vida

en un aguacero de luciérnagas.

Después de ardiente orgía apareces,
llenando de verdor las praderas
y haciendo florecer los cardos en el desierto.


¡Oh mi sol amado!
Astro que enciende mi piel de rojos

que me desvanece ante ese amor,
placentero y ausente,
y me permite divagar sobre las rosas de mi hoy
colgadas de una pequeña rama en mi ventana.


Eres un hilo de oro atravesando los cerros,
la fantasía deja de ser, ante tu mirada amorosa,
luz, tibieza, ardor de amantes sobre el arenal,
amigo en días helados,

Dios, si el pastizal enciendes.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 14/13






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