miércoles, 20 de febrero de 2013

ORACIÓN/A Carmen Lora [27]

ORACIÓN/A Carmen Lora [27]



Señor, estoy delante de ti como un pecador
queriendo agradecer por la vida, pero termino llorando,
ansiando doblar las rodillas acabo gritando.



Quiero decirte que creo en ti con todo mi corazón,
pero me niego a ese designio tuyo,

de que en un segundo todo acabe,
y me dejes éste vacío tan grande que no asimilo.


Hoy vengo a ti como una madre herida y triste,
quiero implorar por mi niño, pero tal vez él sea quien lo haga por mí,
pues el dolor es tal, que no hay nada que llene mi existencia.



Era un hermoso regalo, así advertí su pequeño cuerpo dentro de mí,
lo vi crecer, llorar, amamantar hasta el desperdicio de mis pechos
que como cascadas brotaban,

hasta mojar su rostro y reír a carcajadas.


Muchas veces, me sentaba nada más a ver su hermosa sonrisa,
era una estrella divina que alumbraba mi existencia,
y de su mano, recorrí muchos caminos hasta el final,
pero la tarde se tornó incierta ante mi desconsuelo.



Quiero aceptar que fue un préstamo tuyo,
que debía tal vez un impuesto, pero siento que ha sido caro.
A ratos me lleno de rabias contigo, pues es mayor mi dolor,
y entonces recurro a tu imagen dolida… /no es así como te quiero ver,
volteo el rostro para que nadie me vea llorar, mi palidez me delata.
En un arrebato, doblo las rodillas y muero de a poco.



¡Mi niño no está!,  busco campanas de navidad…
Su voz olvidada penetra por cualquier rincón,
todos los chicos se me parecen a él
y siento deseos irrefrenables de abrazarlos

y gritarles: ¡te amo!


Ésta sensación de ahogo constante

me hace recordar a mi madre.

Una sonrisa de niños, advierto a lo lejos,

parecen dos golondrinas de paso,
y una estela de risas se mueve dentro de mí.


Navegante sin rumbo parezco…
Busco consuelo en manos ajenas, que nunca llegarán;
escucho un verso en los labios de una anciana
que danza con la brisa,

y envía suspiros con el mar.


Y a lo lejos, lo escucho cantar…

Aprisa, con sus hermosas alas abiertas,

es una gran gaviota, voltea la vista y se aleja,
pero en la noche;

a mis  luceros adivino,

hasta mi ventana llegar.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 19/13

No hay comentarios:

Publicar un comentario