viernes, 18 de enero de 2013

¡QUIERO UN GUARAPO! [42]


Pichòn de Papayero.


¡QUIERO UN GUARAPO!  [42]

Compadre: ¡sírvame un guarapo de caña!
De la que se derrite en pailas gigantes
llega de pronto, y alivia endulzando las penas,
calmando el dolor que dejan los viajes
de aquéllos que marchan primero
sin poder siquiera regalar un beso,
ni esperar de nuestros labios decirles
que sin ellos, el jarrón está vacío,
y no abren las flores,

con el mismo encanto
en la primavera.

Quiero emborrachar mis lombrices;
que ellas comprendan de mi dolor interno,
que todas las cicatrices que tengo en el alma
empiecen a ver dos, o tres, o las veces que quieran.
Que se alimenten de éste dulce trago
en tanto dejo que salgan mis lágrimas,
que se atoran si los estoy pensando.

¡Déjelo ahí compañero!...acompáñeme si quieres,
pero por favor: no hables…
Quiero mi silencio conmigo, que estén ellos
que nunca han marchado…


Que escuchan mis versos, y escucho los suyos,
tomados de la mano, o riendo a carcajadas
como en los viejos tiempos.

¡Los veo tan cerca!, que hasta un beso puedo darles.
Tomo los viejos zapatos que tienen sus huellas,
el traje de sus fiestas, también olvidado,
su camisa a cuadros negros y blancos

que algún día usó mi muchacho,
y entre los recuerdos que han quedado
tomo su cadena donde estaba un Cristo
y una María que lo cuidaba.

¡Dóbleme el trago paisano!…
No importa si chillo tanto, que ya no me importe…
Que todos se den cuenta, que el corazón reventó en pedazos
porque es que al tenerlos; ¡cuánto los tuve olvidados!
y ahora que marcharon, mi vida sin ellos no es nada.

¡Venga compadre!, ¡tomémonos otro para recordarlos!...
Verás que en un rato, cuando el ure pida más agua,
los veremos levantar el totumo y tomar con nosotros,
con esas sonrisas que en nuestro corazón se quedaron.

Brindaremos por los días de sueños, y también de llanto,
por los milagros de la mesa con una libra de carne,
por las comadres y los primos que tanto amor nos dieron
y ante todo; por ellos, los que primero se fueron
sin antes decirles con un fuerte abrazo:

¡Cuánto los quiero!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 18/13

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