domingo, 18 de noviembre de 2012

CONFESIONES

Foto: CONFESIONES

Acúsame padre  por pecar menos que usted… creo…
O por ser más pecadora que los demás. 


Por aceptar que otros me pisoteen
En vez de levantarme airosa 
Blandir mi espada y defenderme.

Por no contar de los abusos y decir: ¡Basta  ya!
Por trabajar sin sueldo y permitir el pecado de otros
Por la corrupción de la cual nadie es ajeno
Tanto el que compra como quien vende se unta de pecados.

He visto matar y he callado por miedo…
Observé un chico quitarse la vida y me sentí culpable
Ya que no adiviné sus intenciones y corrí tras la angustia de una mujer
Que teme a un depredador sin serlo.

Cuántas cosas en el camino hemos silenciado por miedo…
Por la cobardía de continuar con una soga al cuello
Por no llevar a los paseos matutinos a mi madre
Por las flechas lanzadas por otros sin merecerlo.

Acúsame padre pecador como yo por no aprender a decir ¡No!
No puedo robar, no puedo herir, no puedo derribar…
Nunca inventaré una calumnia, pero tendré que hablar con la verdad
Cuando la mentira se cierne sobre mi puerta abierta
Y escuche la voz de una vecina como culebra escondida
Robando lo poco que tengo, y acosando para que sufra un poco más. 

Por no saber perdonar, pues es muy difícil aunque todos digan lo contrario
Un engaño de un amigo, la traición de un esposo repetidas veces
Los gritos, los ultrajes… por aceptar éstos pecados y cargar con ellos…

Por el odio de un hermano durante tantos años, sin aún comprender la razón
Detestada, despreciada, ultrajada tantas veces en las noches
Donde mis labios enmudecían con ganas de gritar.

Acúsame padre por mi debilidad…
Porque no puedo callar nada y quiero dejar todo sobre la mesa
Aquí en ésta hoja en blanco que me has regalado
Sobre el tapete para que todos se den cuenta lo malvada que soy
Merezco todo lo que he sufrido, porque acepté el abuso
Preferí callar muchas veces antes que lanzar un insulto
Y sus escupitajos aún limpio de mi rostro…


Acúsame por ser la rebelde sin causa que grita a los cuatro vientos
Pero que no sabe tomar un arma entre sus manos
Y sólo  se defiende con sus lágrimas.

Un perdón por todos los abrazos que no me he permitido dar
Por todas las sonrisas que no he puesto en los labios de los tristes
Por caminar cabizbaja pudiendo detallar las maravillas de la creación
Y sonreír, ya que vivir  es un motivo válido para hacerlo.

Me acuso de tanto y no sé que hacer…
Bajo mis alas y me arrincono en mi aposento
Busco en la sombra de tu regazo una mirada
Y a ratos… cuando más triste estoy…
Aletea una paloma cerca de mi puerta
Y una herida nueva me conmueve cuando al tomarla,
Sólo muere… 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 15/12

CONFESIONES

Acúseme padre por pecar menos que usted… creo…
O por ser más pecadora que los demás. 
Por aceptar que otros me pisoteen
En vez de levantarme airosa 
Blandir mi espada y defenderme.

Por no contar de los abusos y decir: ¡Basta ya!
Por trabajar sin sueldo y permitir el pecado de otros
Por la corrupción de la cual nadie es ajeno,
Tanto el que compra, como quien vende se unta de pecados.

He visto matar y he callado por miedo…
Observé un chico quitarse la vida y me sentí culpable
Ya que no adiviné sus intenciones, y corrí tras la angustia de una mujer
Que teme a un depredador sin serlo.

Cuántas cosas en el camino hemos silenciado por miedo…
Por la cobardía de continuar con una soga al cuello
Por no llevar a los paseos matutinos a mi madre
Por las flechas lanzadas por otros sin merecerlo.

Acúseme padre pecador como yo, por no aprender a decir ¡No!
No puedo robar, no puedo herir, no puedo derribar…
Nunca inventaré una calumnia, pero tendré que hablar con la verdad
Cuando la mentira se cierne sobre mi puerta abierta
Y escuche la voz de una vecina como culebra escondida,
Robando lo poco que tengo, y acosando para que sufra un poco más. 

Por no saber perdonar, pues es muy difícil aunque todos digan lo contrario
Un engaño de un amigo, la traición de un esposo repetidas veces
Los gritos, los ultrajes… por aceptar éstos pecados y cargar con ellos…

Por el odio de un hermano durante tantos años, sin aún comprender la razón
Detestada, despreciada, ultrajada tantas veces en las noches
Donde mis labios enmudecían con ganas de gritar.

Acúseme padre por mi debilidad…
Porque no puedo callar nada y quiero dejar todo sobre la mesa
Aquí en ésta hoja en blanco que me has regalado
Sobre el tapete;  para que todos se den cuenta lo malvada que soy
Merezco todo lo que he sufrido, porque acepté el abuso
Preferí callar muchas veces antes que lanzar un insulto
Y sus escupitajos aún limpio de mi rostro…


Acúseme por ser la rebelde sin causa que grita a los cuatro vientos
Pero que no sabe tomar un arma entre sus manos
Y sólo se defiende con sus lágrimas.

Un perdón, por todos los abrazos que no me he permitido dar
Por todas las sonrisas que no he puesto en los labios de los tristes
Por caminar cabizbaja, pudiendo detallar las maravillas de la creación
Y sonreír, ya que vivir es un motivo válido para hacerlo.

Me acuso de tanto y no sé que hacer…
Bajo mis alas y me arrincono en mi aposento
Busco en la sombra de tu regazo una mirada
Y a ratos… cuando más triste estoy…
Aletea una paloma cerca de mi puerta
Y una herida nueva me conmueve cuando al tomarla,
Sólo muere… 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 15/12

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