COMO UN ÁRBOL VIEJO
Vestidos de inconfundible dorado
Los sueños marchan tan aprisa como llegan
Las plumas viajeras aún con aliento nos suspiran
Cuando el sol las besa y las destiñe
Y una corriente fría las aleja…
Cuántos otoños musitando en una vieja silla
Donde la cadencia de la música adornaba sus labios
Una canción de cuna entre sus brazos
Su olor a rosas era el aura en su mirada.
Su tiempo terminó… los besos ardientes se los llevó la madrugada
Tantos sueños de ave voladora aprisionada
Donde los barrotes de la existencia nos mantienen
Y las pareces se tiñen de blanco mármol.
Besa lluvia mi desteñido traje
Deja que una corriente ligera me lleve
Enmudecida es la noche…oscura las mañanas,
Cuando marchar observo mis luceros.
Se aferra un árbol a la tierra
Sus raíces suspiran ante una sierra
Y en las notas de una cigarra escucho
Más que un llanto… una elegía lastimera.
Me desvisto ante la lluvia
Me descalzo y sigo tu huella que huye veloz
Admiro en el silencio una voz que susurra
Como las hojas cantadoras de la tarde
Presintiendo son tus besos… son tus alas…
Para volar silenciosa como llegas
Y dejar sólo el aroma de tu paso.
Y de nuevo en el sillón vacío te busco
Los besos también se han olvidado
Pero advierto que se renueva el verdor
Y las hojas amarillas se ocultan de mis ojos
Que hoy divisan de tus verdes esmeraldas
La nostalgia que a su paso han dejado.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 2/12
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