sábado, 3 de noviembre de 2012

UN ÀNGEL LLAMADO ANDERSON






UN ÁNGEL LLAMADO ANDERSON

R

Quiero conversar contigo aunque seas de luz y brillo
¿Me contarás como es vivir estando muerto

Y ese viaje al infinito que has hecho…?

A

Te diré madrina querida que no debes llorar más
Llegué descalzo y liviano mis brazos eran mis alas
Y una luz inmensa me atrajo como un imán.

R

¿Pero es dulce el camino? –Cuéntame que quiero saber-
¿Hay plantas, flores, aves?
¿Trinan los gorriones y se bañan bajo la lluvia?
¿Se puede abrazar y besar y encontrar a los seres amados?
Cuéntame un poco mi corazón bello que quiero saber si allá es mejor.

A.
Te diré algunas cosas… para que comprendas que debes estar alerta
Por aquí no hay envidias… el odio se extingue con el fuego sobre una hoguera
Donde caminan los muertos que no vivieron bien y nosotros los que comprendimos la razón de vivir aunque en realidad estábamos muertos, conoceremos un espacio donde la luz tiene voz y la brisa nos deja el aroma que viene desde los cerros blancos donde el color de la vida es el amor.

R
Quiero que me enseñes un poco de todo, que vengas y me dejes un retazo de tu luz, una guía sobre mi ventana, como una flor por ejemplo… o tal vez una hoja que veloz llegue demostrando de Dios su poder, me gustaría también estar preparada, pero somos tan débiles, nos atrae la carne, nos consume el deseo, el amor pareciera ser buscado y nunca encontrarse, tal vez puedas traerme un poco de amor de ese que tanto sobra en ese lugar y guardarlo en el cofre de mi corazón para sin temor entregar a los demás sin miedo alguno, pero estoy asustada… el hombre es malvado y su corazón es perverso, temo a las noches oscuras, los caminos desiertos bajo la lluvia aunque los cantores vuelan al parecer felices, pero a ratos también los veo como si buscaran lo que aquí se les niega. ¿Me puedes ayudar ese día cuando ya mi vida aquí que parece la muerte, no exista?... ¡Como me gustaría que fueras ese guía; que llegues en ese último momento, así como la luz dorada que nombraba mi madre, ¿me puedes contar algo sobre ella?

A
Dejemos para mañana madrina, te veo cansada, no sabes lo que quieres y te sientes aferrada como en una blanca prisión sin puertas ni ventanas, pero de la cual no puedes huir, cómo quisiera ayudarte pero debes esperar un poco más, ya todo se cuadrará en el camino y verás de lo que hablo, cuando veas las cosas que presienten tu corazón que no son tuyas son ilusiones que un ángel te regala y que debes hablar de ellas, no son imaginaciones, es la luz que te llega que una lámpara que alumbra a todos por igual, pero que el hombre apaga cuando se le antoja. Espera un poco y verás el águila levantar vuelo ante todos, su magnificencia los asustará y temblarán cuando los cerros caigan como hojas mecidas por el viento y se conviertan en lodo que bajará como serpiente y cubrirá de tristeza el mar.

Relájese madrina, aquí estoy con la abue, parece una reina y se la pasa de fiesta en fiesta con todas las Marías y las tiene azotadas a punta de rosarios pero aquí todo es risa y alegría y ella danza como una mariposa de colores besando cada flor que advierte para luego abrazarme bajo sus alas con la tibieza de su corazón.

Me dice que cuando la piensan ella llega y los abraza que no estén tristes ya pues ella cumplió con su misión y desde aquí dará aliento a cada una de sus rosas plantadas en su vientre y vendrán cosas maravillosas, se despejarán las mentes ociosas y la lucidez llegará a cada uno, pues al fin comprenderán que en un parpadeo serán despojados de todo y aquí no existen los bienes materiales, sino que lo que sembramos en amor será recompensado en felicidad, por tanto les pide mi abuela que oren mucho por ustedes, por sus hijos por todo aquél que pase por su lado pues el día ni la hora están señalados que no los sorprenda la mañana odiando, ni el atardecer ambicionando más de lo que necesitan, pues cuando más se crean tranquilos, vendrá el ángel por cada uno y tendrán que mostrar un resultado de sus obras en la tierra y la balanza con que actuaron con los demás.

Te contaré cada día algo nuevo, le dices a mi padre que él no tuvo culpa de nada, que fue el padre más amoroso del mundo y siempre buscó mi bien, nadie puede lanzar piedra alguna pues allá sólo son seres humanos donde el pecado es el monstruo a derrotar y el amor es la flor que ha de prevalecer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 2/12

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