GARZA BLANCA
Una laguna se adueñó de su elegancia
cuando la garza blanca se tomó el paisaje.
Como un alero sus alas,
y ante la oscuridad,
y ante la oscuridad,
el desprevenido
pronto a su pico llegó.
pronto a su pico llegó.
De las praderas es la dueña.
Con sus ojos de reina,
entorna la mirada,
entorna la mirada,
como si quisiera robar al tiempo un día más,
y danza, con un abanico níveo de nuevo,
para darse un baño de sol.
La descubro sobre una tumba olvidada;
le araña a la vida un poco de aliento,
y conserva su figura de quinceañera;
paseando la vista,
y atrapando todo lo que se mueva.
y atrapando todo lo que se mueva.
Ya llena y tranquila,
si del sol al ocaso,
si del sol al ocaso,
entretenida la encuentra un lucero;
levanta airosa vuelo,
¡de improviso!,
y adorna el cielo,
¡de improviso!,
y adorna el cielo,
con el esplendor de sus extendidas alas.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 11/12
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