domingo, 21 de octubre de 2012

CUANDO

CUANDO


Cuando pretendas buscar mi voz, ya no estaré…
Te dije alguna vez que aprovecharas mis momentos,
Que tomaras mi cansada mano temblorosa;
Que vieras el verde de mis ojos en los tuyos.



Cuando alguna vez hablé de mi madre,
Sólo observabas, reías, cantabas…
Le robabas a la vida tristezas y pocas alegrías
Tomaba chocolate espeso que a duras penas pasaba
Mientras escuchaba tus reclamos día a día.

Cuando te dije que mis pasos se cansaban;
Que unas rojas manchas en mi piel,
Que un agudo dolor en la espalda convivía conmigo,
Que una mano esperaba con un poco de crema
Añorándolas como un alivio a mi dolor…

Cuando los vi marchar a todos 
Y presentí que en poco tiempo 
Un rosario no estaría en mis manos,
Temblaron mis labios y se humedecieron mis ojos.
¡Tan amados mis hijos!, mis prendas queridas
Mi pequeño perro como un ángel en mis piernas…

Cuando advertí que alguien cuidara del tontico
Que me aferraba a la vida aún sabiendo que no era mía
Que extrañarías ese ayer, cuando abrieras tus puertas y ventanas
Y mi tímida mano tocara  en tu dintel…

Cuando alguna vez quise dar un consejo
Tan pocas veces aceptado y tantas olvidado
Donde mis rosarios terminaron casi en soledad
Pues todos reían, olvidando que la vida es un cantar,
Pero que la ausencia sería una eternidad…

Cuando recuerdes mis palabras estaré contigo
Aún en tus pensamientos si observas mi foto
Abrazada a mi pequeño muchacho…

Entenderán que han errado muchas cosas
Y mañana no habrá oportunidad de reparar las rosas heridas;
Quedarán los tallos con la sangre de mi corazón
Y el huerto estará vacío si no hay un motivo bajo el sol
Que nos invite a diario, a levantar el rostro para agradecer,
Para bendecir,  musitando un perdón sincero.

Cuando percibas el olor a rosas en tu huerto
Sabrás que pasé por ahí…
Escucharás un leve murmullo de brisa
Donde aún hoy con un rosario de luz,
 Oro por ti.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 20/12

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