jueves, 27 de septiembre de 2012

SANTOS DEL TIEMPO


SANTOS DEL TIEMPO

Un santo sin nombre que se perdió en las montañas
Cuando buscaba el sustento para su familia
El que cantaba con una ramita de café
Que conocía los secretos de la selva.


Ese hombre que se volvió viejo a los 25 y murió a los 26
Donde no hubo un crucifijo ni una lápida…
Los goleros hicieron fiesta con sus ojos
Su traje se lo robó la madre tierra
Abonando con sus lágrimas el desierto.

Tal vez se llame Gerónimo, él soñó que los buitres lo devoraban vivo
Que alguien de su misma casa sería quien lo señalaba
Por un color de partido…

Éstos santos de mi tierra, los que con la nariz empolvada
Los labios tostados y resecos viven, con un brillo siempre en sus miradas
Con una caranga como oración al cielo,
Sembrando de lo poco para calmar el hambre
Añorando sólo la paz y el olor a eucalipto sobre los cerros.

Santos padres del ayer…
Los que parieron de sus pechos ardientes de placer
Todos los vástagos pobladores de un desierto donde no hay amor,
Se esfumaron entre sueños de navegantes sin timón ni velero…

Sabían de lluvias, de huracanes, de brisas con reclamos…
El destino lo tenían en la frente con un rosario en sus manos
Antojados de lo bueno que la viña les prodigaba,
Una ración de mañana, un beso al atardecer
Una vaquita lechera, unas cuántas gallinas criollas, un pato
Una puerca preñada…
Los niños sobre sus piernas, ilusionados, felices,
Mitigando las ansias de soñadores
Que tal vez nunca debieron salir de sus tierras.

El santo tomó el sombrero, dio un beso a sus muchachos
Un abrazo y una caricia a su amada…
Con paso firme, subió la cuesta… vendrían días mejores…
Más nunca lo encontraron, se perdió con las estrellas
En una noche cuando la hiena lloraba…

Esto lo decía mi madre, con sus ojos idos, lejanos…
Recordando que cierto día, cuando aún era una niña
La guerra que se iniciaba en Colombia… la dejó sin un padre
Sin los besos de ese santo varón que endulzaba sus días,
Y sólo porque gustaba del azul del cielo, y deseaba conocer algún día
El encanto de los índigos del mar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 29/12

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