martes, 29 de mayo de 2012

FLOR DE LOTO 5

FLOR DE LOTO 5



La niña estaba ahí de nuevo; se antojó de otro poema, y de la brisa fresca que llegaba desde aquél inmenso lago, en donde sus sueños seguían tejiendo enredaderas de colores, y la vida continuaba, mientras se asía de ellos, se aferraba a lo único que le quedaba, pues eran suyos, y nadie robaría lo que en su esencia estuviera.

Estaba un poco triste, escuchaba esa música que alguien regaló y que le encantaba para escribir. A nadie le importó, que sobre los sueños de otro, abarcara la hiedra, y su enredadera de colores mágicos siguiera subiendo y subiendo, hasta ver desde sus ramas el ocaso.

La gran Victoria Regia había pasado por su lado; de ella se desprendió su vida, de sus ramas hermosas, que fueron una fronda en su lago, en donde tantas veces, se contaron historias de amor y desencanto y sumaron los pétalos de las flores de una guanábana, que poco a poco se deshojaba ante sus ojos, sin poder siquiera probar aquélla fruta apetecida.

Allí, cerca a ella, estaba su flor más amada; la que abriría senderos con sus perfumes, para que ella pudiera viajar cerca de las estrellas a su lado. 

Se vieron a los ojos; su lirio hermoso, advirtió que no soportaría verla marchar. El destino copió su mensaje, y Dios quiso que la rama se desprendiera de su fuente, y marchara primero, antes que ella.

¡No sabemos!, -pensó Flor de Loto-; no entiendo las razones, y mientras observa flores que aún a pesar de estar enfermas y de llevar tanto veneno en su interior, prosperan tanto, que con su néctar  se envenenan muchas vidas, convertidas en cenizas sobre el asfaltado mundo de los hombres; marchan aquéllos lirios que tenían todos sus brazos llenos de flores y miel para entregar, y todas las sonrisas que como un don de vida les fueron dadas, y toda su belleza interior que tanto amábamos.

¿Quién entiende ésta vida?, - imaginó- , ¿quién sabe, si al actuar bien, recibamos un pago, o al hacer mal, un castigo?, tal vez, si pasara una barca y en su rebote alguien se asiera de mí, me aferrara entre sus brazos y marchara a su lado; tal vez en otro lago, o en otra fuente, donde el gran árbol no fuera cortado, y fuera desprendida sin dolor de sus ramas, y pudiera probar de esos frutos que fueron el motivo de su marcha… ¡pero no!… los sueños seguían aferrados a ver los de otros, a tejer nidos en la brisa, y besos de calandria en su alma.

Pensó que allí en su soledad, el viento y el tiempo cambiarían de color su traje. Ya había pasado por varios tonos en sus otoños, pero aún seguía ahí. 

Hoy, su violeta intenso la delataba, mientras de nuevo, una blanca mariposa hizo de su vientre alcoba, y un colibrí la penetró con tanta dulzura, que se dejó llevar cerrando los ojos, mientras imaginaba que mañana se alegraría con una historia, donde su bello amigo vestido de esmeraldas abrillantadas por el sol, tuviera en su haber, tenerla como amante, para llevarla a escondidas, al pequeño escondrijo de su corazón.

¡Ya no más!… -pensó- , creo que me dejaré llevar por la plácida corriente.
 Tras un fuerte aguacero, llegaré descansada, sin un pensamiento más; me dejaré arrollar por la cascada, y entre las dos, nos fundiremos como una sola con el azul mar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 29/12

No hay comentarios:

Publicar un comentario