EL CASTILLO DE MI REINA
El castillo de mi reina era de blanca espuma…
Todas sus aves volaban cerca a ella,y su cabellera dorada robaba alientos de mar
Y su boca rejuvenecida besaba los ángeles del cielo y volaba sin alas
Y nadaba sobre la corriente cristalina sin miedo a naufragar.
Cerré los ojos y vi su traje de amanecer, tan claro y limpio como ella…
Su larga cabellera ya no era blanca, tomó el color de la miel
Y bajaba como una suave cascada que se extendía sobre su cintura.
Allí en su sitio mágico no había dolor… ni llanto ni afanes…
El castillo era una gran nube desde donde salía el aliento a rosas
Y el traje azul de cielo que vestía María…
Las vi a las dos con un rosario de capullos en sus manos…
Esperaban con la tranquilidad de las rocas en el desierto
Y sus cánticos llenaban de luz sus bocas sonrosadas
Y de aliento sus mágicos corazones.
Al levantar la mirada, un ángel a quien conocía su nombre la llamaba:
¡Abue!... mi abue tan amada y tan bella hoy tiene la luz de la alborada
Y yo, a quien mi Dios envió a cuidarla, hoy le traigo todas las rosas encantadas…
Y dejo caer con la brisa de mañana, una de amor para mis padres.
Que no se preocupen por mí… aquí estoy feliz
Ya no correré a ningún lado… sólo me sentaré a esperar
Cuando vestidos de luna clara los reciba,
Y me incline doblando mis rodillas para agradecer de nuevo al Creador
Por sus amadas vidas.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 29/12
No hay comentarios:
Publicar un comentario