lunes, 14 de mayo de 2012

CUANDO NO TE VEA MÁS



CUANDO NO TE VEA MÁS…

¿A quién harás falta ahora?
Observaré sola el atardecer; ya no tendré que ir a buscarte
El rosario quedará por ahí en el cuello de alguien que te amaba…
El librito de tus oraciones segura estoy no será olvidado
Ha quedado en buenas manos…

¿Quién faltó por escribir sus memorias en tu libreta?
Ya no importa… lo prometido es que era para mí;
Ya tomé posesión de ella y tal vez me anime a divulgar tus cosas
Al menos las pocas que dejaste ahí… el resto las guardaré en mi corazón.

Ya no habrá problema… ¿Quién te llevará a misa?... Ahí tienes a mi monacho
¿Acaso necesitas de alguien más?...
Él tiene toda su juventud, su ánimo y sus sonrisas amables
Tiene un corazón púrpura y dorado… la piel fundida con la tuya
Serán sólo viajeros, navegantes que nos observarán en el silencio de la noche
Ya no importa… ¿acaso extrañaremos esa mirada tuya triste y lejana?

Tus oraciones, largas y hermosas que tanto nos cansaban a ratos… sólo a ratos…
Cuando querías eternizar los rosarios y nuestras bromas que te hacían sonreír a medias
Cuando en silencio guardabas las viejas cuentas de madera…

Aún en tú agonía sabías orar…
La biblia desgastada, tus ojos agotados… tus palabras anunciando verdades
Aún en la hora de tu muerte proclamabas a ese Dios, 

A esa madre santa en tu boca...
Y tus ojos… ya no eran verdes… se volvieron más pequeños…
Pero ese sol de madrugada… el que anunciabas… estaba cerca…

Ya no importa si no te veo mañana…
No lloraré si observo la novela en soledad, el fin tal vez sólo lo conozca
La que no sabía amar tal vez aprendió la lección
Y las historias que repetías ya no escucharé… ¿acaso importa?
Segura estoy que ni una lágrima… ni mi corazón se partirá en dos cuando acepte que no estás
Ni me esconderé donde nadie vea mis ojos; ni miraré al cielo azul en tu búsqueda…

Me importa que hoy seas feliz al fin, y que vayas tomada de la mano de mi monacho
Y que mi abuela es joven y tú eres sólo una niña de piel blanca con olor a huerto
Correteando por las laderas en búsqueda de una fuente cristalina donde al fin,
Calmarás tu sed y llenarás ese cántaro que nunca más se secará.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 13/12

No hay comentarios:

Publicar un comentario