ANDERSON
RUEDA LORA
Hola
mi cariño hermoso, mi niño viajero, a ratos no comprendo la existencia; y tú tan joven tenías ya mucha sabiduría, leo
y releo tus palabras y comprendo ahora que muchos, con todos los años regalados
por el Señor; aún no hemos comprendido nuestra misión aquí, en cambio tú lo hacías como un sabio,
aprovechando cada segundo para vivir así relajao, con esas sonrisas a todos, con
tus ardientes besos y abrazos a las damas; a esas flores bellas que aparecían
en tu camino, sin discriminar a ninguna, pues todas para ti eran las más
hermosas, a todas regalabas tus cariños y te desperdiciabas en amor por donde
fueras, y todas las bromas con tus amigos, que regalaban carcajadas diarias con
esos apodos de cariño desde el más joven al más anciano.
Ayer
leí tus palabras, tu biografía que traeré para que muchos te conozcan y vean tu
interior limpio y claro. Mentras muchos no aceptamos las cosas que nos suceden
a diario, tú te resignabas y seguías creyendo en el futuro y decías que esto o
aquello me sucedió porque tal vez tu Dios quería otra cosa para ti, nunca lo
hacías con rabia como si él te estuviera castigando, sino que con humildad
aceptabas tu destino.
Encontré
de nuevo la música de Cortázar para ti, sé que me leías los poemas y también que me dijiste esas palabras
hermosas de aliento, que también escribías pero no sé la razón por la que no
mostraste nada, tal vez temías que alguien se burlara de ti, pero mira a la
edad en que empecé a mostrar mis cosas, ya nadie se ríe de lo que hago, y son
muchas las personas que me alientan día a día a seguir haciéndolo, llevando
aliento a través de ellas a muchas personas.
Qué
pocas veces te vi triste, aceptaste que los sueños de futbolista famoso serían
para otro y que Dios no quería verte ahí, de nuevo lo intentaste y con la misma
actitud noble partiste al lado de tu tío, de tu padre con entereza con valor de
muchacho que tiene todos los tesoros en su interior, que sabe tomarse la vida, beberla a sorbos y saborearla íntegramente; también
sé que te dolía la cabeza últimamente, era un estrés de vida para ti,
demasiadas cosas a la vez y tu pecho enorme, tu atlética figura y tu rostro
angelical apresurado, de ese ángel que se viste en alas de colibrí; encontró ese
atajo que aún no comprendemos en tu camino, y marchaste así como llegaste;
dejando nuestro corazón abatido con todas las preguntas sin respuesta a quien
te dio la vida, y también se la llevó
cuando tenías todos tus anhelos por
terminar y por iniciar…
Al
fin esa novia hermosa se vistió de azahares para llorar sobre tu tumba, pero
también ese inmenso amor es recibido
como una bendición y un gran ejemplo para los jóvenes de hoy, que sólo ven a la
mujer como una mercancía barata y no como lo que realmente somos, tal vez
muchas jóvenes no se den el valor que tienen y su vida no se encauce por el
camino que nuestro Creador desea, y éste terrible experiencia abra los ojos a los jóvenes para que sean guiados por el ángel que eres ahora.
Sé que las amabas a todas, que las trillabas a todas y a todas decías que eran las más hermosas, y a otras las hacías reír con tus bromas , pero todas mi corazón te amamos por lo que eras, todas quedamos con una honda herida por tu marcha apresurada, y con toda la fe me inclino a decir que habías madurado para Dios, habías cumplido en tu poco tiempo la misión que tenías, el mundo es corrupto, lleno de maldad y de odio en un planeta tan hermoso y radiante donde día a día nos perdemos de lo grandioso de la existencia, por andar con la mente elevada en lo material y en vanos placeres.
Sé que las amabas a todas, que las trillabas a todas y a todas decías que eran las más hermosas, y a otras las hacías reír con tus bromas , pero todas mi corazón te amamos por lo que eras, todas quedamos con una honda herida por tu marcha apresurada, y con toda la fe me inclino a decir que habías madurado para Dios, habías cumplido en tu poco tiempo la misión que tenías, el mundo es corrupto, lleno de maldad y de odio en un planeta tan hermoso y radiante donde día a día nos perdemos de lo grandioso de la existencia, por andar con la mente elevada en lo material y en vanos placeres.
Como
tu madrina que siempre me quejo por todo, quiero decirte que me duele no haber
compartido tiempo contigo, me hubiera gustado verte y estar en el momento
adecuado, tal vez… tal vez te hubiera tomado de la mano muchas veces, pero siempre me inclino a decir que la vida es un libro escrito con anterioridad y nadie puede cambiar su destino.
Tenías el vigor de la juventud y alguien además de Kevin que tuvo que sufrir el terrible dolor de verte, me dijo que no ibas tan aprisa, que
alguien no puso las luces de cruce y decidió dar reversa en el instante en que
pasabas, sólo el Dios de la vida lleno de justicia plena aclarará las cosas en
el momento justo, pero también debo decirte que allí iba otro joven como tú que
hoy sufre una terrible experiencia, y la próxima vez estoy segura de que esas
luces se encenderán y se salvarán muchas vidas.
Las
palabras a tus padres y tu familia que era lo más amado para ti, a tu abuela la
más bella del planeta a tu tía Lily, me conmovieron mucho; te prometo que todos
conocerán tu biografía y sabrán que eras un gran deportista, que amabas el
fútbol y todo lo que giraba a tu alrededor;
el ardiente sol de los atardeceres que se parecían a ti y que siempre
serán nuestra motivación para verte, el gimnasio iniciando las madrugadas, el
trabajo agitado; pero que tratabas con esa palabra de auxilio diciendo “relajao”
de enseñar que la vida no debe ser desesperada y aprisa.
Tus profesores estuvieron ahí y ese discurso hermoso nos hizo llorar a todos, eras un muchacho admirado y querido por muchos, un gran ejemplo a seguir y algo de lo que me enorgullezco es de tu humildad, de esa felicidad en tu rostro, de ser tu madrina; ahora podremos compartir los dos muchas más cosas, estoy segura; cuando cierre los ojos en los atardeceres y pueda conversar largo tiempo contigo, sin el afán de las ilusiones vanas de éste mundo que absorbe a nuestros niños.
Tus profesores estuvieron ahí y ese discurso hermoso nos hizo llorar a todos, eras un muchacho admirado y querido por muchos, un gran ejemplo a seguir y algo de lo que me enorgullezco es de tu humildad, de esa felicidad en tu rostro, de ser tu madrina; ahora podremos compartir los dos muchas más cosas, estoy segura; cuando cierre los ojos en los atardeceres y pueda conversar largo tiempo contigo, sin el afán de las ilusiones vanas de éste mundo que absorbe a nuestros niños.
Sabrás
que en tu gran ceremonia de viaje, mi madre anunció que había visto al hombre
de la estrella negra en la frente, y que un gran partido de fútbol a donde
tendríamos que asistir todos habría al día siguiente, varias veces me lo
repitió y ahí estuvimos muchas personas; muchas flores hermosas para ti, y ese
pajarito dorado como tú sobre la palmera, cuando inició la ceremonia y se bañaba
feliz, y extrañamente al dar la bendición el sacerdote, levantó vuelo, ese gran aguacero cristalino en el que todos
tomaron los primeros puestos y tu familia rogaba por estar ahí casi que robado
el espacio sobre tu cama de cedro, el dolor de tus padres y hermano tan inmenso, esos
últimos momentos tan dolorosos donde no pude llorar, un sentimiento de que
estabas en un sitio mejor y en un segundo dejó de llover y miles de golondrinas
salieron de la nada a tu encuentro y de nuevo el sol, la brisa, el viento… y ya no estabas.
Tu
recuerdo permanecerá siempre en nuestra vida, ahora tenemos un ángel propio llamado Quechewito y
a ti pido por todos los jóvenes de la familia, por tus amigos, tus padres y los
que tuvimos la dicha de compartir algo de nuestras vidas contigo, para que
siempre estés ahí mi Matachito hermoso, para que nunca nadie parta de esa
manera y estés en ese momento guiando y favoreciendo nuestros pasos; para que la marcha
sea sin dolor, con los ojos cerrados en un sueño tranquilo, así quiero mi
cariño que veles por tu abuela para que se encuentre contigo y no sufra, tu
sabes por lo que pasábamos y también que dijiste que no sabrías como aceptar
que ella marchara, te tocó primero mi corazón, como un ángel joven lleno de
virtudes y de vida, pues ahora no es momento de recordar flaquezas habías superado lo que
muchos con todas las experiencias del mundo no habían aceptado, habías vivido
tanta felicidad sorprendido cada segundo tomando fotos a los atardeceres, que así marchaste con esa mirada
cristalina en los brazos de María.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
mayo 8/12
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