VIVIR COMO UNA MARIPOSA
Llévate señor las cargas que me oprimen
Tal vez hoy amanecí un poco dolida…
No soy la roca fuerte que parezco
Puede ser que alguien sin querer me ha herido
¿Pero cuántos a ti te matan diariamente?
Cuántas veces señor… me quejo de mi suerte…
Más ha sido éste el huerto donde me has plantado
Y tu camino está señalado desde antes de nacer
Y aún así me siento conmovida…
Puedo observar la montaña de verdores vestida
Las aves que surcan el cielo trinando aún si hay tormenta
Sus trajes de sedas de colores…
Sus ojos… divinos cristales adornados de pureza.
Puedo caminar… y muchos aún sin pies lo hacen…
Puedo levantar mis manos… y muchos aún sin ellas te abrazan…
Puedo hablar… y muchos en el silencio de sus labios te invocan a gritos…
Puedo sonreír… cantar aunque mi voz no sea tan sonora…
Aún a pesar de tantas dádivas…
De la oportunidad de vivir unos años extra…
Aún por el aliento renovado, estoy triste…
Y a pesar de tener un corazón que aún palpita
Tantas veces reniego de mi suerte…
Admiro la felicidad de la mariposa…
Sus colores radiantes y mágicos…
Esa tranquilidad que le permite besar las flores del camino
Y esa paz con la que entrega todo lo que es
Sin hablar, sin cantar, sin llorar…
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 17/12
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