MORIR
EN TI
Tanto
me ha herido el mundo la indolencia
Tanto
los desaires, la soberbia
Que
pareciera que en mi cielo;
No
habitara alguna estrella.
Tanto
luché por sobrevivir
Sus
quebradizas ramas no aguantaron,
El
hambre tuya, tu insistencia
Provocó
de mi interior tanto desgano.
Tanto
levanté mi mirada al cielo
Pareciera
que hasta un Dios cansado
No
iluminó ese día mi camino…
Fue
tanto mi dolor, tanto mi llanto…
Hasta
que llegaste tú, vestido de candores
Me
tomaste y entre tu boca se quedó mi vida
Y
entre tu vientre suspiró mi hálito.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
abril 30/12
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