DESDE LA FRONDA
Un feliz día lleno de paz y alegría, mientras me deleito con la fruta prohibida
que cada día aparece en mi vacío árbol…
Rondan sus ojos y mi traje se viste de azules; tan hermoso que parece que se mezclara con el cielo, pero tan lejano… que tan sólo al extender mis alas, y al mirar hacia el horizonte… puedo decir que con sólo cerrarlos, ya estás aquí… y podré decirte: “te quiero”, aunque la distancia nos separe, pero el pensamiento nos acerca hasta sentir tu presencia en mí.
Qué roja la delicia del fruto maduro, qué radiantes mañanas vestidas de claridad, y éste apego a mi hogar, con sus extendidos brazos que me abrigan, y llenan de cánticos mi corazón, tal vez soñados, o tal vez olvidados… pero que me mantienen aferrada a un todo que parece ser nada…
Me aferro a sus gajos quebradizos, me ilusiono con su vacío silencio, me entrego…como la lluvia sobre los trajes vestidos de colores de cada día, me abandono a esa voluntad que pareciera no estar, pero que cuando la invoco… siento su presencia y un suave olor a rosas frescas me invita de nuevo a trinar.
Creo que levantaré vuelo temprano… escucho desde los guaduales, no tan lejanos, sólo nos separa un mundo de silencios, si tan sólo extendiera su mano y comprendiera los delirios que habitan en mí… un nuevo nido de amores llenaría su fronda y mi espíritu de nuevo renovado inventaría una historia sobre lotos de colores teñidos de ancianidades.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 12/12
Rondan sus ojos y mi traje se viste de azules; tan hermoso que parece que se mezclara con el cielo, pero tan lejano… que tan sólo al extender mis alas, y al mirar hacia el horizonte… puedo decir que con sólo cerrarlos, ya estás aquí… y podré decirte: “te quiero”, aunque la distancia nos separe, pero el pensamiento nos acerca hasta sentir tu presencia en mí.
Qué roja la delicia del fruto maduro, qué radiantes mañanas vestidas de claridad, y éste apego a mi hogar, con sus extendidos brazos que me abrigan, y llenan de cánticos mi corazón, tal vez soñados, o tal vez olvidados… pero que me mantienen aferrada a un todo que parece ser nada…
Me aferro a sus gajos quebradizos, me ilusiono con su vacío silencio, me entrego…como la lluvia sobre los trajes vestidos de colores de cada día, me abandono a esa voluntad que pareciera no estar, pero que cuando la invoco… siento su presencia y un suave olor a rosas frescas me invita de nuevo a trinar.
Creo que levantaré vuelo temprano… escucho desde los guaduales, no tan lejanos, sólo nos separa un mundo de silencios, si tan sólo extendiera su mano y comprendiera los delirios que habitan en mí… un nuevo nido de amores llenaría su fronda y mi espíritu de nuevo renovado inventaría una historia sobre lotos de colores teñidos de ancianidades.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 12/12
No hay comentarios:
Publicar un comentario