viernes, 23 de marzo de 2012

NO QUISIERA HABLAR DE AMOR

NO QUISIERA HABLAR DE AMOR

¿Cómo cariño mío,  haré para no pronunciar una palabra más de amor?
Sólo escuchar una melodía; observar imágenes que otros ojos traspasan por ésta ventana en blanco…
Sentir el silencio, ver aparecer un halcón que 
mueve el viento… todo me hace olvidar mis promesas…

Busco palabras para adornar mis versos, pero me parecen falsas, sólo quiero con la sencillez de las mías, decir que tu nombre escrito en el azul cielo; para mí ya no es fantasía, no es locura…

Dibujo amapolas en tu vientre, derrito mi boca que gime entre unos brazos fuertes, desnudo todo el tiempo mis ilusiones para que las veas; creí que dibujando un dorado sol convertido en miel podría probarte todo, saborear esa morena piel y vencerme, cerrar los ojos y descubrir que mi demencia mañana será certeza sobre un lienzo pálido cubierto de violetas…

El leve llanto del rocío sobre las flores ya es un motivo, un piano extendido con todas las notas ocultas son una razón para imaginarte aquí, convirtiendo todas nuestras palabras en melodía, nuestras lenguas en soles blancos y negros inventados, corriendo tras las mariposas de la noche, que invitan a buscar ese olor para perpetuarse; mientras la cortina de humo se desvanece y ahí simple y callado como un bello poema que aún no se ha escrito, apareces llenando mi vida de ilusiones nuevas.

Dos copas de vino rojo esperan sobre la mesa; aún está tibia la tarde y éste fuego me consume… he mirado a tus ojos y ese intenso brillo parece penetrar mi vientre… y un nuevo sentimiento aparece; y te invito con una sonrisa a dibujar carmines en tus ojos, mientras el dorado sol me penetra y me funde contigo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 23/12

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