lunes, 12 de marzo de 2012

EL DEPREDADOR Y EL PASTOR

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El pastor estaba ahí… silencioso
Parecía siempre estar triste y pensativo…
Descubrió que una de sus ovejas pequeñas no estaba
Y presintió que algo malo sucedía…

Sintió cuando unas fieras garras la tomaron
Un agudo dolor en su corazón
No podía impedir las malas decisiones
El hombre tenía el poder de escoger
Y él sólo estaba ahí silencioso con su cayado…

La blanca oveja baló…muchas veces…
Una cruel mano ausente de garras la sometió
Era tan débil y pequeña que ni aún luchando se salvaría
Y él era despiadado y cruel su corazón era una roca
Su alma no existía… sólo una mole cruel que se movía…

Una vez saciado su apetito de bestia
Sólo observó en silencio… escucharía un nuevo llanto
Estaría al acecho como un dragón de fuego…
Su conciencia no sentía remordimientos y repetiría la hazaña…

El pastor lloraba en silencio…
Sus blancas ovejas lo siguieron, mientras la más pequeña
Con el rostro lleno de pesares ya en forma de paloma blanca
Levantó vuelo ante sus ojos y sobre su hombro se posó.

Allí están… nada saciará su sed de sangre…
La crueldad y el odio alimentan sus corazones
Dejaré mi cayado en el camino para que tropiecen;
Ya pronto vendré en mi caballo blanco
Y limpiaré mi paraíso de inmundicia
Mientras pastan mis blancas ovejas.

Ellas lo saben que siempre habrá un depredador
Y que no estaré ahí para protegerlas…
Comprenderán que fue un destino forzado… más no mí deseo
Esperaré sobre la fuerte roca por ellas
Nunca más las enviaré a éste sitio…
No fue mi error… y lo saben…
Es que la maldad habita en ellos…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla,marzo 9/12

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