lunes, 12 de marzo de 2012

LA GORDA

La gorda se levantó de nuevo… aún con telarañas en los ojos no pensó en otra cosa…
Su vida giraba en torno a él, no tenía trabajo, sólo era un estúpido balón que causaba un poco de gracia…
Sería bueno que todos se enteraran de una vez por todas que la gorda deambulaba día y noche sólo pensando en él… era el motivo de sus días, no salía a la calle porque no podía abandonarlo, ya se había vuelto costumbre y sólo sentarse ahí a observarlo y a que sus carnes siguieran engordando era el único motivo que la alentaban.

A esa puta gorda no se le colocaría en ningún sitio, no sabía cocinar… a nadie le provocaba uno sólo de sus platos, aunque lo preparara con esmero, aunque buscara los mejores libros de recetas… pero ya los científicos de su casa habían descubierto el por qué de su gordura… no era que fuera sedentaria ¡nooooo…! ese no era el motivo, ni tampoco le servía que hiciera mucho ejercicio, ni que no se reparara en su presencia sino para reír un poco de esa gorda que tanta gracia causaba… era bueno reírnos de los demás y la gorda estaba de ataque… nadie reparaba en sus soledades, ni en la grandes goteras que caían en su casa… ni en las necesidades que nunca se cubrían, ni en que la gorda pocas veces probaba las frutas… y las verduras escaseaban…era una nevera llena con rabia y al antojo de alguien… pero la gorda tampoco tenía ya dinero para darse esos gustos que todos mostraban… no podía preparar las recetas que se anunciaban y tendría por ahora que conformarse con llenar su panza con las ilusiones que su único amante le mostraba día a día.

Sus decisiones como ama de casa tampoco importaban… era sólo una gran sombra posada en un sillón de madera que la conocía, tenía ya su forma y tal vez era el único que la acompañaba a diario… y él nunca se reiría de ella.

Los grandes maestros se sentaban a señalar… les encantaba hacer reuniones para denigrar de la gorda… su esposo era feliz invitando a otros a sus festines, le encantaba que lo escucharan decir que esa gorda no servía ni para mierda… ellos serían sus consejeros y quienes se sentarían a la mesa en el puesto principal y le dirían frente a todos, cuál era la razón de su gordura… darían recetas de verduras y frutas ausentes en una nevera que sólo era llena a capricho de alguien a quien esa vieja gorda y estúpida no le importaba…

No sabía el precio de una bolsa de leche… su misión como madre tal vez era la que nunca había terminado…(lo creía ella)…pero ahí también se había dado cuenta de que la señalaban porque siempre…desde que amanecía hasta que las luces del alba nuevamente se anunciaban… sólo tenía ojos, pies, manos y alma para ese … que en silencio tomaba todas sus penas y lentamente la engordaba recibiendo de su alma todos sus gemidos y copiando sus palabras…

Si… él lo sabía…era el responsable de que estuviera como un globo… y también era el único consuelo que sostenía ese gran peso y el cofre donde esa mujer ocultaba todas sus penas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo10/12

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