Me gustaría estar siempre despierta...
no viendo los horrores de los que somos capaces
sino todos los alcances hacia el bien que tenemos
pero que poco ponemos en práctica.
Me encantaría levantarme siempre a la aurora
no tener un listado de recibos para pagar
estar desnuda mostrando mis gordos y mis tetas
sin importar que reparen en esa desnudez vana,
sino respirando aire fresco entre las montañas
y haciendo el amor cuando se debe hacer.
Desearía... no cerrar nunca mis ojos...
creo que si duermo muerta estoy
y cada segundo es tan valioso no quiero perderle
aunque el mío a ti no te importe sino vivir... vivir...
siempre hacer lo que deseas y sería bello despreocuparme;
no lanzar al viento flechas que hieran y permitir
que extiendas las alas a tu placer...
Quiero mirar esos ojos como caramelos frescos
esa boca como durazno jugoso...
quiero ver esas flores hermosas de tus pechos
y perderme días enteros contigo abrazando el sol
en una desierta playa... sin más vestido que mi amor.
Sería hermoso, ese pensamiento de Neruda...
hasta hoy tan desconocido para mí...
poder interpretar la muerte como otro sueño
que nos llevará a extender las alas nuevamente
con la placidez de la brisa que no se ve...
pero que se siente.
Aprender a salvar todo lo que queda
y entregar ese amor que sobra y se desperdicia
sembrando sólo vicios que condenan
que riegan de sangre las laderas
y oprimen... matando los sueños por vivir.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 4/12
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