MI BARCA
He creído que mi barca de madera
Quedó aprisionada entre tus brazos…
No importa si son raíces viejas, si es hiedra del camino
Donde se sembraron tantas rosas blancas, quienes la sostuvieron...
Hoy mataré mi última primavera,
Donde se deshojaron sus pétalos con el tiempo y con la brisa…
Formaré un corazón para entregarte
Con mi esperanza en ese prometedor mañana.
He descubierto que la poesía es amor,
Nadie entregará un peso por un verso…
Yabel me lo anunció:
“Quien escribe poemas
Nunca tendrá un mañana prometedor y morirá en su pobreza”.
Se descubrirán sus tesoros… se llenarán las manos de quien ausente estuvo,
Tal vez nunca llegará hasta tu tumba -si acaso existe- ,
¡Ni conocerá tu nombre ni sentirá tus temblorosos labios!.
Escribiré mis fantasías, pintaré de colores las mustias flores blancas,
Y en el ocaso… en ese atardecer que desea abrazar la noche,
En que tus ojos observen ese cielo a la par conmigo…
Descubriré que no te era tan ajena…
Y que mi barquita de madera, aún se aferraba
Sin importar el vaivén de la vida y el azote del tiempo,
Para darme cuenta al fin… ¡que también me amabas!
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 2/12
Quedó aprisionada entre tus brazos…
No importa si son raíces viejas, si es hiedra del camino
Donde se sembraron tantas rosas blancas, quienes la sostuvieron...
Hoy mataré mi última primavera,
Donde se deshojaron sus pétalos con el tiempo y con la brisa…
Formaré un corazón para entregarte
Con mi esperanza en ese prometedor mañana.
He descubierto que la poesía es amor,
Nadie entregará un peso por un verso…
Yabel me lo anunció:
“Quien escribe poemas
Nunca tendrá un mañana prometedor y morirá en su pobreza”.
Se descubrirán sus tesoros… se llenarán las manos de quien ausente estuvo,
Tal vez nunca llegará hasta tu tumba -si acaso existe- ,
¡Ni conocerá tu nombre ni sentirá tus temblorosos labios!.
Escribiré mis fantasías, pintaré de colores las mustias flores blancas,
Y en el ocaso… en ese atardecer que desea abrazar la noche,
En que tus ojos observen ese cielo a la par conmigo…
Descubriré que no te era tan ajena…
Y que mi barquita de madera, aún se aferraba
Sin importar el vaivén de la vida y el azote del tiempo,
Para darme cuenta al fin… ¡que también me amabas!
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 2/12
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