martes, 14 de febrero de 2012

EL AMOR DE CADA DÍA

Pude al fin confirmar con mi amiga que todo estaba bien, que el brillo del mar era la radiante sonrisa de siempre, le dije que tenía mi equipo lleno de virus, tantos que habían infectado hasta sus intimidades, así con mis palabras tan dulces, tan cándidas, de toda una dama respetable y fina le dije: Mira Bea Martin, mi puto equipo lo agarraron los virus, tanto manoseo de todo el mundo terminó dejando sus testículos llenos hasta de estafilococos... a lo que ella como siempre sólo me respondió: ¡¡jajajajajjaajaja!!.

Ya solucionado el problema imaginé el amor... ese amor que alienta cada día, que nos dibuja una sonrisa en el rostro y llena de calidez nuestras manos, el amor soñado como el mío no existe... sólo vendrá al final, cuando ya nuestro pensamiento se haya alejado de todo ésto tan frágil y vano como nuestra propia existencia, es allí donde imagino la realidad del amor, sin mentiras, el amor de aquí es frágil y cambiante, como las olas del mar destilando tantas veces fuego, pero existe también en miles de corazones ese amor sincero, que llena de paz y que embriaga un poco sin llegar a emborrachar.

Quiero en mi vida ese amor de calidez, los sueños son sólo mis propias locuras, creo que ese amor de sexo es sólo un sentimiento por aquéllo de blanquear los ojos y gemir y que termina tan rápido como empezó con unos ronquidos sordos y después unos gases que llenarán toda nuestra estancia, esos vapores que tenemos que ahuyentar a fuerza de salir corriendo y de buscar un sitio liviano para nuestros propios pecados.

Deseo el amor de madre... ese amor que nunca termina, el verdadero amor de padres, el de hermanos que es tan frágil a veces pero que sostiene un poco en tiempos difíciles, el de amigos que llega a convertirse en hermano, padre y madre a la vez, esa amistad que se fortalece cada día, donde dejamos aparte nuestro propio deseo de amor para entregarse a los demás, es aquí donde la vida nos pone un reto verdadero de amor y es aquí donde percibimos que la amistad  es  un amor que no te condiciona a nada, simplemente está ahí, para repartir sin medida y a la medida de quien esté esperando la calidez de una mano.

Por eso amigos, no importa qué tan virtuales seamos, ni el sitio donde nos encontremos... siempre debemos estar ahí para alguien en el camino, y alimentarlo cada día con detalles, y regar esa flor que empieza a germinar donde los brotes nos convertirán en una alameda, donde la hermandad será la paz que tanto añora el mundo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 14/12




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