MI MARINERO (26)
Mi marinero retornó del bosque
el Oasis lo asustó y quiso poseerme
pero una dama hermosa como yo,
conocía las mañas de la seducción.
Le saqué la lengua, lamí sus dedos...
Me saqué el ojo de vidrio, arranqué mi pata de palo,
para no lastimarle me quité el garfio de la mano derecha
y en un susurro le dije: ¡Te amoooo!
Mi marinero cojeaba un poco,
una hormiga roja lo había picado
traía hinchadas sus pelotas y caminaba espernancado.
Su único ojo de mirada humana también lo guardó,
se quitó el trapo rojo de la cabeza,
se rascó el lunar de la nariz,
creo que se la hurgó tan fuerte buscando sus tesoros
que por poco se saca su único ojo bueno.
Me miró directo a los ojos, al ojo digo...,
también observé su ojo, tenía un brillo extraño...
Se quitó el puente y lo enjuagó sobre las olas del mar
La luna coqueteaba con los luceros y hacía el amor con ellos.
Me quité la falda, él su cochino y raído pantalón.
Me recosté sobre la arena buscando estrellas fugaces,
el me dijo: Has un pedido amada marinera y yo haré otro por ti...
Sonreí, él sonrió; su sonrisa mueca me recordó un beso,
de lado trató de mordisquear mis labios,
con disimulo voltee el rostro...
¡Qué te pasa amor mío!, ¿ya no me amas?
Gemí, lancé un suspiro, después grité... ¡ay!
¿Qué te pasa dulce amor?
Por ti surqué los mares y le pedí a la estrella del marinero
que estuvieras conmigo hoy...
¿Me puedes decir amada mía
cuál fue tu pedido por mí?...
Con un nuevo grito, mientras mi marinero me observaba
y se colocaba sobre mi vientre le dije amorosamente: ¡Bájate desgraciado!
¡ No ves que estoy recostada sobre el cascarón de una langosta!
Los luceros se encendieron
a luna a lo lejos observaba celosa, ¡qué gran amor el de los marineros!
¡Cómo cambiaban con cada estación!...
Me levanté, dejé de lado el cascarón que me estorbaba
y como una tromba nos confundimos con el mar
que con sus olas se quejaba a la par de nuestra pasión.
Barranquilla, enero 15/12
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