lunes, 9 de enero de 2012

LA VIEJITA Y EL ESPEJO (59)

LA VIEJITA Y EL ESPEJO L4R (59)


La vieja estaba más feliz que ayer,
observó el espejo y se dio cuenta que estaba empañado.

¡Si claro! -dijo entre sí- éstos espejos de ahora son engañosos,
te ves gorda cuando debieras verte flaca,
y flaca cuando en realidad eres una gorda...

Decidió que no confiaría más en esos espejos...
Empezó a detallarse, tenía un bonito cabello blanco,
¡era tan brillante y sedoso! 
¡Claro que sí!, era su cabello divino.

Observó en detalle su rostro, 
al fin y al cabo no tenía tantas arrugas.
Esa mirada, ¡esa mirada verde!, 
amaba a esa que la miraba del otro lado,
¡era muy linda! 

¡Qué bella soy! -dijo la vieja
mientras seguía observando...

El cuello no tenía arrugas... 
¡Que raro, a pesar de la edad!

Su piel era limpia y blanca 
y allí sobre esa tirilla colgaba una sencilla imagen
era una Virgen María que Sonia le regaló en navidad, 
un precioso detalle
además amaba su cuello 
porque soportaba lo más importante que tenía:
su linda y única cabeza.

Al bajar la mirada
observó en detalle sus pechos,
antes eran dos pomelos gordos
rellenos y hermosos, 
y esas flores rosas alguien las besaba y acariciaba
parecía que lo hacía con placer ,
y también un poco de amor, pero ahora,
ahora sí que ese verraco espejo estaba dañado,
caído el pecho izquierdo conservaba un bonito color
y las flores todavía tenían frescura.

Pero el derecho, 
algo sucedió con el derecho, 
estaba más levantado y pequeño 
le hizo recordar que sobre él estaba lo que era ahora,
un pensamiento lejano,
éste debería dejarlo en el ayer 
y admirarlo por lo que hoy representaba.

Gracias a él descubrió que la vida es efímera 
que debería apreciar cada segundo para vivir, 
sin importar que estuviera siempre sentada en un sillón 
escribiendo tonterías,
a ese seno lo amaba más que al izquierdo 
porque allí descubrió que Dios le abrazaba.

La anciana sonrió, lo acarició...
Trató de darle un beso pero él se alejaba, 
entonces aceptó seguir detallando su cuerpo.

Su tronco... ¿tenía algunos gordos?
No importaba, los espejos suelen ser mal fabricados 
y eso se arreglaría con una blusa ancha, 
a la larga, nadie la miraría nunca más 
como cuando estaba joven, 

 a ese vientre le tenía que agradecer la vida 
que fue plantada y que ahora retozaba 
como potros briosos a su alrededor, 
y a pesar de algunas lágrimas, 
eran lo más bello de su existencia, 
en definitiva, ¡el tronco era muy hermoso!

Más abajo observaba un triángulo,
¿a quién le importa ahora?... 

Es un excelente órgano, 
bien diseñado, por donde la vida entra 
y se canaliza en medio de gemidos ahogados 
y movimientos ondulantes
que nos llevan a un exquisito placer, 
no era tan importante hablar de él.

Siguió observando, -sus nalgas
éstas se llevaban el premio mayor... 
¿Quién creyera que una vieja como ella 
tuviera esas lindas nalgas? 

Bajando un poco, 
encontró dos piernas, pues sí, tenía dos
aún duras,sin estrías,
unas lindas piernas que envidiarían las divas, 
y no eran de gigante, 
eran sólo las piernas 
que tenían el valor de sostener todo su peso. 

¡Qué valiosas eran
y por cuántos caminos le han llevado!

 La abuela no se contempló más... 
/sonrió al espejo,  
le dio un beso a la vieja que la observaba y  dijo: 
¡Qué hermosa eres! ¡Cuánto me amo!

¡Mis manos!... 
Mis amadas y benditas manos para acariciar, 
para donar… ¡casi que las olvido Dios mío!

Casi olvido doblar mis rodillas 
y colocarlas como debieran estar,
 pero ellas… ¡sí!, ellas se llevan el premio mayor… 

¿Sin ellas, cómo encuentro el triángulo 
por donde la vida inicia
y cómo tus brazos y tu cuerpo hermoso, 
y  los rostros de mis hijos 
y  de mis amigos?

Las extendió al cielo, 
las pasó por su rostro 
y corrió de nuevo feliz 
a preparar el tinto caliente del día. 


Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, enero 9/12

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