martes, 10 de enero de 2012

AMOR (51)



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AMOR (51)


Empieza a llover en Barranquilla
en éste preciso instante;
¡qué maravilla ante los calores tan terribles!


¿Cómo me he de privar de tu amor?
Es la musa que me invita hoy.
¿Existe otra palabra para un poeta
en donde no estés?


El amor es la palabra maravillosa
que nos impulsa y llena en verdad.
No puedo esconder el rostro,
es la búsqueda temprana,
es un desvelo cada noche.


Es la música suave en su derroche
mientras el sonido de la lluvia fresca
besa mi casa y la limpia de impurezas,
en tanto asomo a la ventana y observo
caer gotas de rocío sobre una flor.


¡Amor, amor, amor!
Enamorada vivo de ti,
eres el motivo fresco
que alivia este viejo dolor en el alma.


Qué felicidad terminar el día
y estar aquí, pensando en ti, cariño mío...
No es mentira ¿quien me puede juzgar?.


La lluvia ha cesado...
Tan solo un instante y todo acabó,
silencio absoluto, sólo música,
el ruido de un ventilador sobre mi mesa,
y mi pensamiento lleno de ti.


Amor, mi amor querido, ¿en donde estás?
Deambulo nuevamente en el silencio,
más pensar en ti me anima y reconforta,
con un mañana alentador.


Existe una  nota por escuchar,
el canto de una lagartija sobre mi techo
recuerda que aún hay vida,
que pulula en mis instantes,
con el corazón palpitando 
en sus aguas mansas.


Aunque el relámpago alumbre mi ventana
con el miedo que me causan terribles rayos,
pensaré que es tu respuesta
al inconfundible abanico que te envío,

arrogante amor que no me miras
porque me estás enseñando 
que en medio de la lluvia estás
llenando mi jardín de frescas rosas.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 12/11

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