Con la fuerza de un joven alazán
Agitando áridos desiertos
Con su altiva mirada y mocedad
Anuncias que entre tú y yo todo ha muerto.
Con los relinchos de tu boca joven que apetezco,
Como la flor a los colibríes
Y la miel al colmenar…
Bravía esperanza ensoñado espacio
Triste la mirada, muerta quedó en el ayer.
Hoy brillan los ojos, se humedecen los ijares
Los abrazos brotan cual manantiales.
Marchó mi potro veloz con las brisas de diciembre,
Con ese frío que cala huesos y entumece el alma…
Ya vi cómo levantan sus patas en la pradera,
Despiertan las garzas y se confunden en el vuelo,
Gritos nuevos aparecen en el desierto,
Donde ayer sólo fue llanto y quimera.
Relincha fuerte mi alazán...
Allí te esperan juveniles potras
Que retozan de alegría al verte.
Ya no habrá cercas que saltar...
La libertad acecha como el león a su presa,
Y la paloma vuela al atardecer,
Allí está el nido que la espera
Sobre un gran roble de flores doradas...
Corre. tu fuerza y coraje ganaron la batalla,
El amor es la certeza de tu mañana feliz,
Mientras mis ojos te divisan en otros lares
Sonriente, dibujando auras en humaredas grises
Y un rojo sol desde el naciente ocaso
Pinta estelas de colores que hacen extender los sueños
A todas las aves que anhelantes buscan refugio
Sobre los inmensos bosques,
Donde hoy habita la esperanza verde de otros retoños.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 3/12.
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