COMO UNA NENA (25)
Como bebé en tus brazos
detallo una rosada flor,
todo está en blanco,
solo espuma dulce y suave...
¡Cuánto admiro tus rosas!
La piel de mi madre amada
huele a jazmines
que alegran mis días.
Ante un gemido dulce
y un suspiro, ella me entiende.
Acaricio la seda tibia
allí está mi vida en un globo que nutre,
en unas manos que acarician,
en esa voz... esa voz...
que es como el canto de un ave
retozando sobre un limonero.
Con un chillido advierto
que debe traer esa flor a mi boca,
allí está lo que ansío,
el néctar del cielo que se oculta en su pecho
y ese latir suave cual sonajero
que me dice: te amo... te amo... te amo...
Como un bebé presiento
que si ella no está,
no habrá limonero, ni azahares;
ni escucharé el trinar de las aves,
ni entenderé el por qué de su ausencia.
Espero cual colibrí ansioso de un lirio,
penetre su pico encendido
y llene su vientre de néctar del cielo.
Así, como un cachorro hambriento te espero.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 23/11
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