MARGARITAS (5)
Quiero deshojar la última margarita
mirar con los ojos dorados hacia tu espacio,
descubrir en esa oscuridad tus razones, y contar las mías.
Deseo al final de su deshoje hallar la respuesta ansiada.
¿Mariposa dorada por qué libas día a día mi corazón
te robas las dulces mieles y me abandonas luego?
Estoy en una inmensidad de soledades.
Sin pronunciar queja, me creo la luciérnaga,
porque siento ese atoro pegado a mi pecho
cual sinfonía de constante melancolía
que ilumina sin cansancio entre la penumbra.
Déjame ver con los ojos del alma
y descubrir un madrigal para ti de mañana
antes que las violetas cambien de tono
o la bella de noche muera, sin conocer el cielo.
Quiero como mis margaritas, verte siempre allí
donde tus ojos de amante en el silencio de la noche
sean un haz llegando a mi ventana,
abandonado sobre mis húmedas sábanas.
Permite absorber la negrura de tu piel
con los ojos bien abiertos de margaritas
con la disposición de la entrega
ante las caricias ardientes del sol.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 28/11
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