viernes, 25 de noviembre de 2011

LA VIEJA (17)

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LA VIEJA (17)

Si vamos a hablar de mujeres valiosas
hablemos de mi madre,
ésta vieja cascarrabias de ojos verdes,
ésta cucha rezandera de manos ajadas,
ésta abuela que desde el amanecer
hasta el atardecer cuando ya no se ven las estrellas

tiene una oración en su boca y con ellas duerme...

Quiero hablar de mi vieja,
¡qué cucha tan cansona!,
la que abruma con su rezadera
vive postrada con pasitos de niña temblecas
ayudada por las viejas paredes,
y cada día encorva más su cuello,
pero el brillo de sus ojos
me hacen verla como si fuera una estrella.

Ésta vieja en qué poco valor se tiene,
más ni todos los tesoros del mundo sirven
para comprar a una como ella
que entre sus manos de seda aún me arrulla,
y que a pesar de que parezco más anciana,
me toma entre sus brazos, acaricia mis canas,
y me llama: ¡mi nena!.

Qué vieja tan valiente 
al llevar 17 necios en su vientre,
porque ninguno es santo,
 ni los machos ni las hembras.

Pero ella, mi divina madre,
 es como una rosa blanca
que se deshoja en mis brazos
 y se quiebra de a trocitos
dentro de mi corazón.

¡Ella!... sí... la de manos ajadas
que lleva un rosario de cuentas
que la Virgen se las apunta, 
y de mañana se levanta temprano
con un haz de luz sobre su níveo rostro.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 24/11

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