martes, 29 de noviembre de 2011

ABANDONO DE LA FAMILIA (3)


ABANDONO DE LA FAMILIA (3)

Una ley que acelere los procesos para las mujeres y los hijos abandonados, sólo hay palabras escritas, se necesita que desde los estrados judiciales se hagan cumplir las leyes, el abandono debe ser castigado como uno de los peores crímenes de la humanidad, pues atenta contra el futuro, que son nuestros niños y las familias. Ellos no tienen por qué pagar  pecados que no cometieron, y es el gobierno responsable de que las leyes se hagan cumplir, que se facilite a las mujeres las denuncias sin tanta tramitología y los hombres sean obligados a cumplir con las obligaciones con sus hijos, que no les pidieron que los trajeran al mundo a sufrir. 


El matrimonio no es un amarre... es un compromiso adquirido con los hijos que ha de permanecer, hasta que ellos puedan valerse por sí mismos.

La mujer abandonada tiene que llevar a cuestas, aparte de la burla de la mujer que ha dañado su hogar, con la obligación con sus hijos, y soportar además una carga psicológica terrible que muchas veces las lleva al suicidio, pues al no tener oportunidades de trabajo, y no recibir de parte de su esposo el dinero que le corresponde para la manutención de sus hijos, tiene que cargar con el lastre de la humillación y la desventura, pues en nuestro país es muy difícil la vida para una mujer de 40 años, sin oportunidades, sin futuro, sin trabajo y con sus hijos a cuestas. 

Un hogar desintegrado por  (sexo), ya que ésto es lo que ofrece una mujer que de pronto aparece en la vida de un hombre, y termina acabando con una hermosa relación de muchos años, en éste caso 22 años que en un segundo se termina, sin importar los pequeños y el sentimiento terrible de desamparo y abandono al ver que su padre ha decidido levantar sus alas y lanzarse a la aventura con una mujer que recién aparece en su vida, y además con varios hijos. De un momento a otro sus hijos no son nada, sólo un estorbo, ¿pero las leyes en dónde están?, ¿porqué una mujer tiene que soportar tanta humillación, las risotadas irónicas de la mujer que acaba con su futuro y el de sus hijos y además la cínica sonrisa de quien durante 22 años sólo fingió ser un buen esposo?

Una súplica desde mi corazón para que quienes se encargan de elaborar leyes, que las hagan bien, y ante todo que las hagan cumplir, éstos hombres merecen la cárcel por un delito terrible, pues en Colombia las oportunidades para una mujer mayor son escasas, y si no encuentra apoyo de la familia y se empiezan a cerrar todas las puertas, tendremos que ver finales terribles donde sólo nos quedará un sabor amargo en la boca.

En éste caso hablo de mi hermana, 2 años de abandono total, con denuncias en Venezuela y un intento fallido en Colombia donde se le dice que debe estar presente el denunciado, cuando él nunca llegará... ¿para qué están éstas entidades?... son otra carga para el estado, donde sus funcionarios se sientan a esperar la mesada, sin importar tantas miradas llenas de angustia que llegan buscando una ayuda que nunca llega.

¿Puede una mujer Cubana con su familia, estar explotando y robando lo que por tantos años se consiguió en una sociedad de matrimonio católico?, ¿para una médico Cubana que se establece en Venezuela no hay cabida tampoco a cárcel por el delito que comete?, sin importar que se lleve al tipo, se habla del bienestar de una familia y unos niños..., las leyes son flojas tanto en Colombia como en Venezuela y el dinero y la corrupción siempre estará en medio de todo ésto.

Alcancé a enviar hasta una carta al Presidente Chávez, a la Embajada de Cuba, pero nadie ofrece una luz. Éstas mujeres que dañan hogares en países ajenos deben ser devueltas a sus países a responder por sus hijos allí, pues considero que para ellas también debe existir algún castigo, al no permitir que el hombre siga cumpliendo con las obligaciones con sus propios hijos, pretendiendo robar además su sueldo, prestaciones y demás, conseguidos con tanto esfuerzo y lucha, ¡éstas sí que son las verdaderas arpías del planeta!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 28/11 

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