lunes, 10 de octubre de 2011

SUEÑOS DE RANITA



Ranita estaba de nuevo sobre  un lirio precioso
desde allí imaginaba todo lo que podría conseguir;
vería a sus hijos graduarse, todos profesionales
o terminando sus carreras tecnológicas,
lo importante para ella era que se proyectaran 
que ella pudiera estar ahí ... cumpliendo esos sueños
abrazada y aferrada a esos cuellos jóvenes
con los ojos empañados de alegría.

No le gustaban las fiestas, estaba apática
no quería que nadie le criticara ni le ordenara nada;
ya tenía muchos años y estaba curtida por el sol
los dolores habían sido muchos y sabía soportar;
pero no aguantaba que quisieran dirigir además su vida.

Esperaba ansiosa el regreso de Caro, con o sin Alemán,
pero con el idioma bien aprendido pues ese era su propósito
quería abrazarla como el primer día que salió de su vientre,
cálida y llorona con ese sentimiento tan especial imborrable
un primer hijo que te miraba a los ojos pidiendo parte de ti;
sus pezones rosados como flor en primavera esperando
aquélla diminuta boca ansiosa e inquieta que se aprisionaba;
con la paz de ángel, mientras chorrea espumosa leche blanca
al unísono con sus dulces gemidos.

Su muchacho inquieto, añorando  ser un gran músico 
buscando herramientas y arañando guitarras y pianos;
todos en su imaginación, el internet su maestro explotado
para que su madre no se esforzara más... y aún así
soñaba con ese gran espectáculo de la vida, 
donde Ranita estaría en primera fila
sonriendo ante la realización de sus sueños.

Mi gordita deseosa de ser una gran médico
pero conformándose con ser enfermera,
aferrada a créditos que esperan aprobación
con sus ideales atados al rey dinero.

Ranita se empeñaba en creer que todo era posible
cada día, cada segundo con sus amaneceres
eran tan importantes, pero aún más, estar sana
sentir que el aliento se recupera...
que no hay navajas, ni jeringas ni licores en tus venas
soñar que mañana estará ahí...
sentada en la rama principal con los suyos
escuchando esas melodías creadas; 
utopías  realizadas que se elevan al son de los tambores
con las danzas de las niñas y sus algarabías
con un dulce sabor a miel recién exprimida,
con  ese color dorado empalagando la vida de placer.

Ranita bajó de la rama dulcemente...
los pétalos suaves y perfumados la esperaban
un gran suspiro se escuchó en el lago,
mientras una oración brotó de sus labios,
pues las ranitas, aunque no lo crean
también tienen ideales y sentimientos;
y en las noches estrelladas, de luna llena
observan las estrellas fugaces y piden siempre un deseo.


Raquel
B/quilla, octubre 8/11.

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