jueves, 20 de octubre de 2011

PROYECTOS DIVINOS (11)



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PROYECTOS DIVINOS (11)


Trinaré para ti desde el amanecer
eres quien me alienta, quien adorna mis alas de colores,
proveedor de grandes cosas;
me regalas tu paisaje, el aliento de mi pequeño corazón
que aún sobre las espinas goza.

Aquí estoy cada mañana dando gracias.
¿Quien me ha visto triste?, aún enferma deseo ser feliz,
no tengo médico ni medicinas, pero tú me las provees,
puedo alzar mis alas caídas al pensar en ti,
al confiar en tu amor y en la paz que me ofreces.

No quiero volar sobre senderos mustios
escogeré donde la vida retoce;
del almendro más lleno de frutos,
  tomaré lo que sus ramas ofrecen
en medio de cada flor y lágrima del cielo 
siempre con un cántico nuevo.

A veces cuando viajo sobre tu alameda
me siento un poco cansada pues no te encuentro,
pero una voz en mi interior dice: "espera",
me pide entonar versos sin entender la razón,
me envía su aliento de nuevo, 
me inspiro para que alguien escuche,
es ahí que llegas disfrazado de payaso 
y retozas como un demente para que te vea.

El árbol es fiel a mis pies,
está lleno de flores y frutos tiernos
bayas llenas de almíbar dulzón que invitan
a la primera oración del día.

¡Ven junto a mi!, hay una enredadera nueva
flores menudidas que tanto te agradan,
surca el cielo y aún quiere elevarse más...

Hay una fronda hermosa donde construir un sueño,
la  frescura llama, el atardecer está radiante
tu cántico escucho casi como un gemido.

Salto impaciente pero no te veo, 
trino y respondes al fin
 mientras entono melodías de felicidad.

Algo has tomado para mi y te veo llegar
tus alas extendidas, tembloroso y feliz,
pico lleno de manjares exquisitos;
plumas de colores brillantes semejan un ramo de flores;
mientras con gracia danzas, saltas, desnudas tu alma.

Te espero silenciosa, al amor me entrego.
Tu absorbes lo que soy con la pasión de tus cánticos.

Con un viaje sinuoso te pierdes
llegas ilusionado otra vez con una pequeña rama
sobre tu encendido pico.

En este momento, adormecida sobre el nido
comprendí que Él está donde desees,
con sus alas me abriga;
hay un frío intenso y no lo siento; 
es su aliento perfumado con  olor a jazmín,
quien indicó que éste era mi sitio
aún con espinas grandes y espinosas,
y que llegarías en su momento, en su tiempo,
más no en el mío.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 19/11

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