MINUTO DE SILENCIO (50)
Que mis ojos no vean más horrores,
que nuestro tiempo no sea desperdiciado en odiar,
en guerras estúpidas sin sentido
creadas por ambición...
Que nuestras manos nunca tomen un arma
pero sí regalen una flor y una caricia.
Qué destruir no se vuelva costumbre
ni sea nuestro motivo sin razón.
Nuestra boca anunciando cánticos
sin llevar más flores a los muertos,
entregadas desde el amanecer
sin prisas, con la candidez de un niño.
Que no se poden los capullos,
han de florecer los jardines
y el encanto de las flores
perfumar siempre la vida.
Rostros de niños sonrientes,
ancianos que jueguen a escondidas,
que no haya más carteles para aplacar el odio
pero sí muchos cantores al amor.
Blancas banderas por el cielo,
nunca más, telas extendidas en un duelo
ni marionetas ensangrentadas,
caídas cual si escombros fueran.
No quiero un fusil en mis brazos,
te quiero a ti vivo, dándome un beso,
desperdiciado en dádivas cada día
con tu sonrisa fresca y tu mirada ardiente.
Quiero un peluche nuevo sobre mi cama,
mi almohada perfumada en tus ojos claros,
tus manos dulces en acciones para protegerme,
para abrigarme con tu suave manto.
Quiero la paz para los que amo.
Somos todos una bandada de palomas
que tendremos que volar algún día
con un cántico de paz en nuestros labios.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 7/11
¡Excelente poema pacifista, peleonera comadre!
ResponderEliminarGracias querido compadre, un año sin pc me llevó a una gran pollera, per valió la pena. Abrazos.
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