HAZME LA GUERRA (49)
Prepara tu armamento para mi,
que seas mi tanque de guerra...
Pon a buen resguardo tus granadas
toda tu caballería,
estoy sobre el prado verde
donde las cascadas rebosan
y una fuente fresca espera.
¡Carga los fusiles de tus piernas,
las flechas de tus manos!...
Envenena tu lengua y entrégala
para que encienda mis venas,
mientras tú, convertido en dinamita
haces que muerda tus labios...
Bombardéame en caricias todas nuevas,
que las bombas sean tus nalgas
y estés posado sobre mi artillería pesada
donde mi néctar te aguarda
para cargar nuevas granadas...
¡Quiero ser la montaña
donde se practiquen tus tácticas
que te arrastres por la enredadera de mis ojos,
que mis brazos sean hiedra
y mis piernas las púas ansiosas
donde reposen tus ansias!.
¡Descarga todo tu fuego! ...
Que lo escuche agitada sobre mis oídos,
que el sudor no sea de sangre
sino de pieles que se derriten
consumidas por el relámpago del amor.
¡Hazme la guerra!...
Pero que ganemos los dos,
tal vez te deje llegar siempre
o me dejes trepar por tu montaña,
en tanto nuestros gemidos se escuchen,
y todos entiendan
que sólo deben existir luchas
entre dos,
perdidos entre las ondas de nuestras pieles
y los escombros recuperados
que hoy nos enfrentan,
sobre un lecho de hierba y arena
y el rugido de las olas del mar.
¡En sus marcas, ar!
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 8/11
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