viernes, 9 de septiembre de 2011

SOBRE LOS NEVADOS (48)



SOBRE LOS NEVADOS (48)

Te contaría una historia amado potro
esfumado en noches con cuentos repetidos
donde mis ansias de amor te entretenían
y dulces caricias de mis manos que el viento dejaba 
con nostalgias sobre azules cielos,
y besos entre la brisa y el mar, que me estremecían
para hacerte el cómplice que conmigo reías.

Amado corazón lejano...
Has viajado en el instante de las almas solas,
retozas  en la llanura donde viven tus amores
dejando mi alma dolida, 
en un desierto donde vuelo entre quimeras
sin encontrar tus crines amorosas,
que sólo de vez en vez
brindaban un consuelo.

Llego vestida de blanco a recorrer caminos;
no hay retorno hacia los cuentos viejos,
ni a tus palabras de sonriente caballero
que ofrecía libar una copa de vino...

El desaire de  fuertes palabras  quebró la copa,
me dejó de nuevo la nostalgia que convive conmigo,
y que hizo nido en mi corazón de fuego.

Ya no tengo un amante, uno de aire diamantino, 
aquél que con sus manos acariciaba mis ancas 
y desde los brillos  de mi alma en pena
me hacía soñar con un lucero cada día,
y amanecía dentro de la humedad de mis velos...

Hoy  no te marchas, ¡te quedas aquí conmigo!
Son mil historias que tengo guardadas.
Tus besos se desvanecieron en el cielo
pero llegarán en el instante
cuando un dragón consume mis venas 
hasta acabar con la esperanza.

Mi potro salvaje, amante castigador:
Cortaste mis alas cuando levantaba vuelo,
una daga de Cupido se enredó en mi corazón
y vaga triste sobre las heladas nieves
que se confunden con un triste color,
tras mi cansado  galope que hace gemir los cerros
por el temblor de mi cuerpo que llora sin tu amor.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, septiembre 12/11






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