miércoles, 21 de septiembre de 2011

CRUCERO (38)


CRUCERO (38)


Entonaré mi canto con un adiós... 
No habrá madrugadas; 
¡que conste que la luna estaba triste! 

Advertí que no habría melodías, 
que las cometas habían volado raudas
 sin una mano que las sostuviera. 

Mañana conocerán de mí, 
no olviden que dejé un beso con un te quiero 
y violetas rojas sobre una mesa de madera.

No iré muy lejos, estaré por aquí, 
sentada como siempre a la espera de una palabra, 
y no de tus censuras. 

Dejaré de nuevo resbalar las arrogancias 
y con la tristeza que me embarga 
descubriré nuevos rostros que cambian con los días, 
así como las nubes en el cielo. 

Diré que los tiempos son los mismos, 
que son las personas quienes se transforman. 
Pero mañana no me hablarán con tanta soberbia,
 ni me mirarán sobre los hombros, 
ni callarán ante mi presencia...

¡Qué fácil incomodar y humillar a los demás si estamos en la cumbre! 
También he estado ahí, también he comido con los soberbios 
con los nobles me he sentado a la mesa
y he probado sus banquetes; pero de todos, 
me quedo con el de los humildes, 
nunca te mirarán con desprecio, 
podrás repetir sin que critiquen ni se burlen de ti, 
y nunca te echarán en cara el bocado que han brindado.

He vestido los mejores trajes, 
he recibido invitaciones de gente que se creía muy importante, 
pero ya no está, sus tesoros quedaron perdidos con lágrimas de otros 
y sus sudores se diluyeron entre las vanidades del mundo.

 ¡No me humillen ni me regalen sus desprecios!
Tengo muchos en mi casa, 
uno más, sería como rebosar la copa 
y agregar la gota que faltaba...

No quiero ir a sus festines ni a sus danzas, 
no deseo compartir los regalos que pertenecen a otros; 
quiero una justa balanza que se medirá sobre las olas 
cuando me haya ido.

 Deseo mirar a los ojos y decir que nunca he mentido, 
que todo lo que tengo ha sido logrado con la sangre 
y las penas que se desvanecen en mi falda.

Quiero la estabilidad para los míos, 
no a costas del dolor de nadie. 
La roca fuerte me sostiene en días grises, 
la muerte me ha tocado varias veces; 
ya no le temo, ¡pero que no me coja por la espalda!, 
que me vea de frente y daremos una lucha justa,
así entenderá que aún quiero probar las mieles de unos días más... 
Les avisaré si regresa, ¡Sé irá avergonzada!
¡Me dará otro chance, lo sé!

Mis dedos no se cansan de escribir, 
deseo caminar sobre la arena caliente 
tomada de una mano que me acepte como soy, 
más no quiero la rutina de mis largos días.

¡Me cansé, me agoté!... 
No quiero ser la que recoge el sucio de los demás, 
anhelo correr, reír, cantar, demostrar que estoy viva, 
que no soy el mueble ni el asiento 
donde descansan los que trabajan, los que hacen , 
los que traen, los que dañan y maltratan con sus lenguas viperinas 
y las arrastran sobre las llagas ajenas..

Quiero vestirme de fiesta siempre, 
una sonrisa que no se enturbie, 
una palabra que no hiera, una mano cálida que acaricie, 
un rostro que no se agache ni se doblegue, 
un hombro donde alguien se apoye siempre, 
una broma que despierte una sonrisa 
y que apague el mal genio 
de quien aparezca en el horizonte... 

Esa sonrisa es la que deseo, 
que no se marchite nunca, 
aunque el vendaval arrecie sobre mi casa, 
levante el tejado y me deje a la intemperie...

Quiero una pensión digna, 
no porque el gobierno me la regale, 
sino porque tengo la certeza 
de que pronto estaré en Alemania,
 allí está lo que busco y anhelo, 
(el tipo tiene su pensión y no sabe qué hacer con ella, 
aprendí que puedo colaborar a disfrutar de su fortuna).

 Pronto sabrán de mí, 
 tal vez me recuerden, 
¡no sé de qué manera!, 
pero me verán sobre un gran barco de papel 
viajando sobre una mar azul 
que tomará todas mis penas 
y las dejará sobre las playas 
que tanto me hicieron llorar.

A partir de hoy aprenderé a soñar en grande, 
en personas buenas e importantes, 
solitarias, que necesitan de mí. 

Aceptar que nada nos pertenece 
y que iré como un pirata tras mi tesoro.
¡Sé que estás ahí amor mío!... 

¡Espera mi cielo, busco mi mejor vestido, 
me pinto los labios de carmín 
y me perfumo un poco!...

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, septiembre  14/11

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