A MI HERMANA SHEILA
Ahí estaba de nuevo sobre el arenal
Ahí estaba de nuevo sobre el arenal
desnuda mi alma al alcance de todos...
Mis alas desaparecieron en veloz carrera
y mis ojos lánguidos quedaron en el ayer.
Fuerza, poder,magia para existir...
Se fueron las desesperanzas
no hay cabida para más llanto,
retornan sobre sus ancas las águilas
vuelan con negro esplendor
sobre verdes prados.
sobre verdes prados.
Llegó vestida de blanco...
No importa el ayer, ese tiempo se borró,
pasó ligero como el agua por sus manos
desvaneciendo y ahuyentando su dolor.
Se fue sin una despedida...
Se posó en mi corazón cual tibia aurora.
Sus amaneceres fueron de sol y magia,
donde sus dorados amores de fuego
se esparcieron con sus cenizas por el viento.
Aquí estás, blanca y perfumada...
Todos te conocen, no hay retorno al ayer,
has de cruzar tus fronteras,
donde te esperan dulces besos
con sabor a miel.
con sabor a miel.
¡No huyas más!...
Te han encontrado.
Te han encontrado.
Espera la cárcel de unos brazos,
el fuego de unos suspiros,
esas lágrimas congeladas en el cielo
convertidas en estrellas
que te anuncian
que te anuncian
que mañana es primavera,
pues ha dejado de llover sobre el pantano.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre16/11
Es una tierna despedida a mi amiga Sheila Smith Anderson, como un juego con mis hijas había utilizado éste nombre, pero por sugerencia de mis amigos, he decidido cambiarlo, y dejar mi nombre, para evitar confusión con alguien que tiene exactamente el nombre y apellidos que creía únicos. Sheila fue mi mejor amiga y confidente durante varios años, pero hoy debo despedirla con una lágrima, una rosa roja y un beso.
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