TRINOS AL CIELO (20)
Aquí estoy,
sobre el gran árbol cobijado.
Tengo un traje de colores,
mis ojos al cielo agradecidos,
un cántico felíz en la mañana
y sobre mi pico tu regalo.
Cada día laboro sin esperar nada,
más el canto llena el corazón
y alguien lo escucha con amor.
Es mi oración diaria
antes del aura,
mientras en el ocaso
el abrillantado sol nace
con una mirada nueva
que endulza y abriga
a pesar de la nieve.
Aquí estoy de nuevo...
Cada día una sonrisa elevo al cielo.
Encuentro un ropaje que no me costó nada,
y alimento esparcido con sus ricas mieles.
¿Quién será?, es la inquietud...
¿Quien me premia con tanta pasión?
Más nada hago, sólo ver al horizonte
un nuevo día, otro ruiseñor trinando,
otras aves viajeras entonan cánticos extraños
y se pierden en la inmensidad de inciertos días,
sin soñar siquiera, qué pasará mañana.
Cantan y cantan,
y al escuchar ese llamado
que los induce a un nuevo viaje
con un trino feliz al despertar,
se pierden en el atardecer rojizo
entre nubes grises del camino,
y diamantes de lluvia clara
besando con dulzura los sauces.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 13/11
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