jueves, 28 de julio de 2011

OJITOS (247)


OJITOS (247)


Parada en la otra acera

sus ojos fijos en mí,
como llegada del cielo
con ese mirar divino
del que prendada me vi.

¡Ojitos!... ¡Ojitos!
Mi linda perrita
no había otro nombre
mejor para ti.

Pronto en mi puerta estaba
batiendo su linda cola,
no llegó como invitada
sino para quedarse aquí.

Entre risas y arrumacos
de miradas y escondidas,
¡ven acá mi consentida,
tengo un regalo para ti!

Tenía doble trabajo
ya que cuidaba otra acera
en la casa de la abuela,
cuando ella muy pinchada,
salía el domingo a misa
tan liviana y confiada,
pues ojitos quedaba ahí.

Me fui a vivir a una finca,
pues eran días de sequía
como decían en mi tierra
cuando no había vaca parida.

¿Cómo olvidar ese día
con ese mirar tan triste
ya que por su dulce reproche
con un lazo regresé?

Sólo pregunté por ella,
!qué raro!... no la veía...
Si cuando yo llegaba
arrastrada y consentida,
contenta batía la cola
y muy triste quedaba
cuando me veía partir.

¡Ojitos!  ¡Ojitos!..
Pregunté a Dorita: ¿qué pasaría?
y ella con su mirada 
pronto me respondió.

Su voz tenía atorada
y con llanto incontenible:
¡Yo no fui!... ¡yo no quería!
!Fue Norberto... fue Pedro...
fue Myriam... fue mamá!...

Es que Enrique no la quería
tampoco aceptaron verla,
ni con perro... ni con cría.

Una salchicha disfrazada de amor
única que probó en su vida
traía su perdición...

¡Fue pronto!...-decía Myriam....
¡Mentiras!... ¡ella sufrió!

Hoy sin mi perra
sigo los días
y la recuerdo con gran amor.

¿Esa mirada cómo la olvido,
si en ella misma
encontraba a Dios?



Raquel Rueda Bohórquez 

Barranquilla, julio 19/10  3:15 pm.


No hay comentarios:

Publicar un comentario