viernes, 22 de julio de 2011

MIS VUELOS (286)


MIS VUELOS (286)

¡Se mueve!... se agitan de nuevo
desde mi enmarañado corazón
cristales de sueños perdidos
que el viento ya no mueve.

Mirada perdida, lejana...
Alma evaporada con el canto sonoro
de las aves que peregrinan de árbol en árbol.

¡Oh! ... rojo amanecer de fuego
que se ha marchado llevándote contigo.
Amor... dulce amor, desde  los valles te siento,
me besas desde las cascadas que rebosan
y se alejan para fundirse en besos con el mar.

Allí están todos...
Las almas de los viajeros desolados
danzan en caballos de fuego,
se pasean por los altos cerros...

Aún escucho sus bravíos gritos desde el cielo,
presagian guerras, tormentas, cosechas angustiosas...

Penetran los rayos de sus almas idas...
Dolor de espinas incrustadas en sus vientres.
Mataron lo más amado de su vida
sus propios sueños no nacidos...

Ven tesoro mío...
Cabalga conmigo a la par de mis sueños.
Un gemido lastimero hacia la luna,
tus manos extendidas
pero mi alma es un lucero en la ventana de tus ojos.

Escucho tu canto agudo y me entrego
entre la neblina que guarda espejos
y las marañas de tus atrapa sueños
donde te diviso varonil sobre tu caballo pinto,
y vienes...  enciendes el fuego apagado
y te alejas conmigo hacia el cerro de tu cuerpo
donde la libertad se iza hasta el vértigo del mío
dentro de tus plumas de valiente cazador.

Mirada perdida en el horizonte
al cobijo de un rojo atardecer
que finalmente me guía y transporta
hacia tu corazón ardiente
que parece una llama a la distancia.

Tus brazos abiertos y en cruz
se parecen al del amor herido,
pero te encuentras al fin conmigo 
entre las montañas más virgenes
brotando una flor dorada
que llena el paisaje de luz.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 8/11

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