viernes, 22 de julio de 2011

MI JARDÍN (296)



MI JARDÍN (296)

En mi jardín, con tan cándidas flores,
orquídeas negras, blancas azucenas,
lirios del valle de sonrisas plenas...,
ojos tranquilos color del mar 
o de profundidad llenos...

Estuve aquí, casi que el único ramo logrado...
Me aferré como cinta roja entre tus manos,
cual gaviota herida que desea un rincón
más sólo encuentra de nuevo sus alas rotas
abandonadas sobre la suciedad del arenal
y despojada de sus vestiduras...

Me  senté de nuevo...
No es verdad que tenga todo el tiempo,
escribo directo a la pantalla,
le robo los ojos a las luciérnagas
y me extasío con cada mirada...

Ya no importa si mostré mis piernas...
Si mi boca anhelante queda en espera,
si mis brazos caídos sobre mi cuerpo,
si la tristeza me arropa con su manto suave
y agoniza con un temblor entre mis llagas.

¿Acaso alguien me propuso amarte?
Vinieron flores, llegaron los amantes solos,
encontraron tibieza en un huerto solitario,
y se aferraron como hiedra por sus brazos
se extendieron como el mar sobre la arena
y se esfumaron con él, siendo uno solo.

Si te vas de mi rosal hermoso,
quedan las violetas encendidas de mis ojos,
lágrimas sobre la estancia renovada
el llanto de hoy no regresará,

si regresa, será por tu  amor delirante y prisionero
que nunca morirá, pues el canto del sinsonte
estará  ahí en mi gigante árbol
por siempre con un ruego para el cielo. 

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, julio 15/11


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