viernes, 22 de julio de 2011

MI ALIENTO (291)


MI ALIENTO (291)

¡Qué serena está mi alma!
¡Qué dulce está mi corazón!...

Nace una oración para ti al mirar el cielo de hoy.
Tu majestad divina 
me muestra paisajes olvidados,
tan bellos y cálidos
nunca antes vistos...

Te hallo en el silencio...
En la quietud de las hojas,
te escucho en el canto del sinsonte de mis horas idas,
te veo en los ojos que no me ven, 
pero presiento que eres tú
llenando mi inquietud de fortaleza.

Mi soberbio  amor, 
eres la magia que alienta mi vida,
el sol mañanero de rayos claros,
la gota de cristal límpida cual perla
que brota por mis ojos...

Eres la vida nueva en resecos arenales,
eres lluvia fresca en corazones vacíos
donde tu existencia no se reconoce...

Eres mi voz, mi opaca voz que por ti suspira
eres mi salud, los ojos de mi madre bella,
los de mis amigos, los de mi amor...

Roja sangre perdida en tu clamor,
llagas humillantes, corazón triste
mírame hoy, mis ojos te buscan,
mis manos te tocan y anhelan...

Brotan de tus llagas cristales de vida,
tus tristes y ensangrentadas heridas,
tú mi amado, tan amado mío,
tan bello, tan sufrido... ¡tan rico en calor!
en abundancias desperdiciadas...

Tú mis sueños, 
mis fantasías,
a veces tan lejano
y a la vez tan mío...

¡Oh! ...¡calor de oriente!
Rayos interminables de bondad
lluvia desbordante, sol naciente,
dorados trigales de mi corazón...

Vertiente amorosa de colores,
troncos yertos por manos ajenas,
mientras tú, amoroso siempre
sigues dibujando de magia la vida
por igual, sin distingo alguno...

Tu mirada invade mi ocaso,
hace palpitar mi corazón por ti.
Me elevo hasta tus manos suaves
y me tomas, me acaricias
con los suaves besos de tu amor.

¡Mira como corren desbordantes ríos!...
A todos conviertes en uno solo,
se desbocan arrogantes cual manantiales
que serán cascada en un instante
y arrasan con la suciedad.

El hombre se ve obligado a doblar rodilla
pues han visto que su propia maldad
hoy se devuelve contra ellos,
más te culpan a ti 
al responsable del amor 
condenan sin piedad.

Dame un beso para fundirme contigo
un abrazo cálido de padre bueno
que someta mi altivez a tu nobleza.

Quiero ser arroyo que se desborde
llegue cual fuente cristalina
y me convierta también en uno solo
con los afluentes que llegan al mar.

Eres el iris...¿quién no te quiere ver?
Te muestras en la esencia de sus cristales.

Eres mi todo... eres mi nada...,
eres toda esa luz que se pierde contigo
con un nuevo atardecer...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 12/11

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