viernes, 22 de julio de 2011

MATANDO FANTASMAS (280)


MATANDO FANTASMAS (280)

Miraba el lago de cristal,
 era La Gómez.

Nos encantaba ir hasta allí,
los besos, los arrumacos,
el agua helada, los peces
que llegaban a mis manos
y se alimentaban de mi boca.

Sentí tu mirada negra y brillante,
tus manos, dedos largos y suaves
que se posaban donde quisieran...

Mi boca joven, mirada dulce, enamorada...
Cuerpo encantador el tuyo,
siendo uno solo con el mío...

Un tibio beso se alargaba
mientras nuestros brazos,
en una caricia ardiente se entregaban.

No hacía falta más...
Me encantaban más las caricias,
era un todo, el roce de nuestras intimidades,
el mordisco como a fruta tierna y delicada,
la lengua que buscaba el néctar preciado.

Te entregué más que mi vida,
el tiempo era todo para ti,
las sonrisas y miradas
los sueños, mis alegrías ...

Nunca aprendí a ver hacia otro lado,
mi fidelidad era total junto a mi entrega,
como se abandona  el sol a las mañanas
y la brisa al besar las hojas de las palmeras.

Desaproveché oportunidades por ti,
no quise ser alguien importante,
no quería apartarme de tu lado.

Más tú, a la primer oportunidad
volaste  sin importar mis heridas...

El llanto constante casi me lleva por el viento;
me perdí con la noche  y su negritud era yo misma,
la soledad era el cántaro vacío de mi existencia.
¡Mi vida eras tú!... ¡y te habías largado con ella!...

Tu regreso fué más cruel...
¡Ya no me reconocías!... el dinero te llamó,
la ambición fué más importante
que la claridad de nuestro lago compartido.

Hoy eres un doctor,  tienes todo lo soñado.
Ser médico viajero con los bolsillos llenos;
yo una pobre imbécil soñadora
que abandonó todos los sueños por nada
y que aún hoy cree que tu amor fué sincero.

Vuela, vuela alto corazón de fuego...
Cometa que derrites mi alma,
sólo cenizas quedaron escritas en el dolor
que se perdió por siempre en el mar azul
y en el lago eterno de mis quimeras.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, julio 12/11

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