LENGÜETAZOS (265)
¡Qué encanto de vida! /sabor a leche en tus labios.
Las tetazas de mi madre, tibias, consentidoras;
los labios de mi madre, dulce paloma blanca
desplumada, agotada, envejecida...
Disfraces de la vida, ¡gran locura!...
Corazones de fuego mutilados,
labios rojos ensangrentados,
besos de lenguas
besos de lenguas
sin manos que acaricien,
con un aliento,
con un aliento,
con sólo un lametazo ardiente,
te lo dicen todo.
te lo dicen todo.
De nuevo quedó el vacío sobre la jarra,
se sirvió a la mesa con la suavidad de su color;
la crema flotó desde su fondo, la nata no se ocultó;
y en la frescura de mi valle,
sólo el olor de tu carne,
sólo el olor de tu carne,
suave pasto mutilado por tus dulces labios.
Verdes pinos, bellos güaduales mecidos por la brisa.
El ruiseñor cantor elevó su vuelo en silencio,
mientras un nuevo trino escuchaba hoy,
es un instante vago,
donde las espinas sólo rozaron
donde las espinas sólo rozaron
y los ojos se humedecieron.
El colibri pasó de nuevo, raudo y ligero,
y entre sus alas veloces, esmeraldas en vuelo
se largó con mis suspiros
y mis versos de amor.
y mis versos de amor.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 25/11
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